Terratenientes de Toledo, obligados a demoler las presas de sus fincas
La sequía solivianta la disputa por el derecho prioritario sobre el agua en regiones donde escasea, como es la zona colindante con los Montes de Toledo, escenario de una batalla desplegada por la mancomunidad del Algodor contra los propietarios de seis fincas con abrevaderos artificiales para el ganado y la caza mayor. La comisaría de la Confederación del Tajo ha instado a los propietarios de estas fincas a que derriben las presas; de lo contrario, prohibirá el uso del agua que retienen.
En la comarca toledana del Algodor no ganan para, sobresaltos. Situada en las estribaciones de los Montes de Toledo, a poco más de 100 kilómetros de Madrid, se ha convertido en los últimos años en un cotizado paraje donde se concentran las segundas residencias de nombres destacados por su éxito en los negocios: Juan Abélló, las hermanas Koplowitz, Mario Conde, Antonio Belteré, Banús...Hace tres años el municipio de Los Yébenes (67.000 hectáreas), donde se ubican unas 60 grandes fincas por las que percibe una contribución anual de 5 millones de pesetas, litigó contra Juan Abelló por la propiedad de una finca supuestamente comunal. Ahora la iniciativa parte de la Comisaría de Aguas del Tajo, que ha incoado seis expedientes a otros tantos terratenientes por disponer en sus fincas de pequeñas presas o retenciones artificiales de caudales de arroyos.
Demolición
Los afectados son Francisco Medina, Pedro Álvarez Martín, Ángel Sánchez, la sociedad Rústica Agropecuaria Los Valles (perteneciente a Blanca Garcillán), Esperanza Moraleda y María Ruiz Fernández. Todos ellos disponen en sus fincas de pequeñas presas sin las cuales la ganadería y la caza mayor no podrían sobrevivir en verano. Estas balsas de escollera contravienen la Ley de Aguas (1985) que establece el dominio público del agua. Pueden almacenar hasta un millón de metros cúbicos de agua en condiciones óptimas pero no reúnen los 50.000 litros. Esta cantidad es insignificante como aportación para los 133 hectómetros cúbicos que puede almacenar, aguas abajo del Algodor, el pantano de Finisterre, construido para abastecer a los 44 pueblos de la mancomunidad del Algodor. Pero Finisterre, todo lo más que ha llegado a acumular en su corta historia ha sido el 10% de su capacidad.En las condiciones actuales de sequía, la mancomunidad del Algodor y la comisaría del Tajo han hecho causa común para eliminar cualquier retención de caudales por mínima que sea. "Menos es nada" dice Vidal Gallego, alcalde de Los Yébenes.
La comisaría ha remitido las facturas por demoler las presas. En algunos casos ascienden a casi dos millones.Si los propietarios acreditan que tienen más de 15 años de antigüedad tendrían que ser indemnizados. En caso de no lograr derribarlas, el Estado guarda una última carta en su manga: prohibir el uso del agua que retengan.
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