El hijo menor
Cautelosamente, el barón Thyssen suelta un "depende" a la pregunta de cuándo se firmará el acuerdo definitivo por el que su colección permanecerá en España. "Razonablemente, estará en unos dos meses, o quizá tres", añade, para decir, en otro momento, que el dinero que pagará el Gobierno español es una cuestión "que le corresponde anunciar al propio Gobierno".El acuerdo "ya está maduro", explica Heinrich Thyssen. Pero "hay que contar con el problema de que tengo un hijo [Alexander] que, de acuerdo con las leyes suizas, es todavía un menor, por lo que hay que solventar este asunto. Ahora tiene 18 años y en Suiza la mayoría de edad es a los 20, y el pacto de herencia está sujeto a leyes suizas. Tenemos a favor que en cualquier otro país sería mayor de edad, y contamos con asesoramiento legal para las leyes financieras inglesas. Conseguido esto, podremos seguir adelante". Con los otros herederos, Heini Jr., Francesca y Lorne, "no hay problema". "Algunos quieren, eso sí", dice Thyssen, "fijar al mismo tiempo otros aspectos de la herencia, pero el que ellos traten de establecer en paralelo pactos testamentarios no está necesariamente relacionado con el acuerdo con el Gobierno español".
El barón está convencido de que "sería muy bueno para todos" que los cuadros permaneciesen en España. "Sería una solución definitiva maravillosa, para evitar, después de 10 años, tener que volver a moverla a otro país, con todos los peligros y esas negociaciones difíciles de nuevo".
Derechos familiares
Que la mayor parte de la colección permanezca unida es la única preocupación de su dueño. A partir de ahí, la negociación no le parece muy complicada. "La familia quiere tener tres o cuatro representantes en la fundación española mientras vivan", dice, "y derechos en el sentido de que la fundación no pueda vender bajo ninguna circunstancia la parte de los cuadros que se estipule en el acuerdo".
Uno de los detalles que centran las negociaciones es la fórmula de adquisición: que compre directamente el Estado o el Estado a través de la fundación. "Preferiría, y la familia ha insistido en ello", dice Thyssen, "que sea la fundación la compradora, pero esa fundación es el Gobierno español, por lo que se trata de una cuestión de detalle". "Creo que la familia, aunque no conoce todos los detalles, está por el acuerdo con el Gobierno español", añade. "Espero que mi hija Francesca se estabilice con el matrimonio, más de lo que estaba antes. Ella, desde luego, tiene gran interés en Lugano, pero la pinacoteca de Lugano también está llena de pinturas estupendas, sobre todo de arte moderno, y hay suficiente actividad para que ella se ocupe. Pero no sé si ahora se quedará a vivir en Lugano, porque está casada y quizá tenga que seguir a su marido".
"Los herederos ya están de acuerdo en que la colección permanezca unida", concluye, "y Lugano no es capaz de mantener una colección así. Y, sobre todo, Lugano no puede tener más que una décima parte de los visitantes que vienen a Madrid".
Babelia
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