Un traficante que odia las drogas
Antonio Anglés lleva años viviendo, entre otras cosas, del tráfico de drogas. Pero, paradójicamente, odia las drogas y a quienes las consumen. "En más de una ocasión ha propinado una paliza a su hermano Roberto por inyectarse heroína, llegando a tenerle atado cuando le daba el síndrome de abstinencia", dice un guardia civil que conoce su vida y andanzas al dedillo.Gracias a que no es toxicómano, el individuo más buscado de España puede sobrevivir, en el monte sin necesidad de acudir a comprar droga a los camellos habituales de: Valencia, lo que podría acarrear su captura.
Anglés ha demostrado ser frío como el hielo: el pasado 29 de enero -dos días después del hallazgo de los cadáveres de las niñas- estuvo más de una hora en La Peluquería, un local situado en la Gran Vía de Fernando el Católico, de Valencia, para teñirse el pelo de castaño oscuro. Ni el encargado del establecimiento, Juan José Balaguer, ni sus 10 empleadas repararon en quién era. Al preguntarle su nombre para abrirle la ficha de cliente, Anglés dijo llamarse Francisco Partera Zafra (una de sus habituales identidades falsas). Después pagó 3.500 pesetas por el servicio y se marchó con total tranquilidad.
La Comandancia de Valencia y la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil han elaborado un retrato-robot del joven, con el pelo muy corto, que entro en dos ocasiones en La Peluqueria para preguntar si iban a tardar mucho en acabar de teñir a Anglés. Su detención ayudaría a saber dónde se esconde el fugitivo.
Aparte de su afición por las mujeres -"se considera un tipo muy atractivo", dice un guardia civil-, el presunto asesino es adicto a las maquinitas de videojuegos electrónicos.
