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La nueva Administración norteamericana pone en marcha un programa de austeridad

Antonio Caño

En un intento de recuperar la iniciativa política y concentrar la atención en su programa de cambios, después de la polémica en torno al nombramiento de un fiscal general, el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, anunció ayer la supresión de 350 puestos del personal de la Casa Blanca y otras reformas que avanzan hacia la revolución social prometida durante su campaña electoral. Al anunciar los recortes, el presidente Clinton dijo que esta decisión "no es sólo para ahorrar dinero del contribuyente, sino también para demostrar que se puede hacer más con menos recursos".

De acuerdo con sus planes de reducir en un 25% el presupuesto de la presidencia, Bill Clinton decidió eliminar los 350 puestos y recortar en 10 millones de dólares al año (1.130 millones de pesetas) el gasto que se emplea en mantener los privilegios de los altos cargos que rodean al presidente.De las seis personas que tenían derecho al uso de una limusina oficial desde la puerta de su casa a su puesto de trabajo sólo se les mantiene ese beneficio a tres. Otros tres, de tanto nivel como el jefe de Presupuesto de la Casa Blanca, el jefe del equipo de Asesores Económicos y el jefe de Protocolo, se quedan sin coche. Los únicos que siguen con vehículo oficial son el jefe de Gabinete, y el consejero y viceconsejero nacional de seguridad.

Estas medidas están en consonancia con la actitud de la propia pareja presidencial. La primera dama, Hillary Clinton, utilizó la semana pasada para una visita a Nueva York un asiento de clase turista de una línea regular, pero ni siquiera un billete cualquiera sino uno de oferta.

El mismo presidente reducirá el personal de su oficina particular de 461 empleados a 419. La oficina que sufrirá un recorte más drástico es la del zar antidroga, que pasa de 146 trabajadores a 25, aunque la importancia de ese servicio es la mismo, e incluso se incrementa al elevar su jerarquía a la equivalente a un ministerio.

En conjunto, la Casa Blanca que Clinton encontró con 1.394 empleados tendrá que funcionar a partir del año presupuestario que comienza el 1 de octubre con sólo 1.044 personas. Este recorte se verá acompaña do en los próximos días con medidas similares en casi todos los ministerios y oficinas gubernamentales, a la espera de que el Congreso tome ejemplo y reduzca también sus amplios presupuestos y sus oficinas repletas de asesores.

De todo esto, Clinton piensa sacar dinero para algunas medidas sociales que ya han sido anunciadas. Una de ellas es la extensión del subsidio de desempleo durante un plazo de seis meses, con lo cual, desde ahora, las personas que pierdan su puesto de trabajo podrán cobrar una ayuda del Gobierno por un periodo de 52 semanas.

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Esta medida es un avance del programa económico que el presidente presentará el próximo día 17 durante su discurso sobre el estado de la nación. De esta forma, Clinton trata de superar el nuevo bache en el que había caído por el asunto de las dos candidatas a fiscal general, que tuvieron que renunciar por haber contratado a inmigrantes ilegales.

Clinton trata de desmentir las críticas que le acusan de aplicar un doble rasero al juzgar a hombres y mujeres aspirantes a cargos públicos. Para ello, se ha anunciado que a todas las personas nombradas que están actualmente pendientes de procesos de confirmación en el Senado se les preguntará si han contratado alguna vez a inmigrantes extranjeros.

El presidente sigue empeñado en nombrar a una mujer para el puesto de fiscal general. El diario Miami Herald informaba ayer que una abogada de Florida con fama de profesional intachable, Janet Reno, de 54 años de edad, se encuentra ya en Washington para entrevistarse con Clinton y se ha situado en el primer puesto en la lista de candidatos al polémico cargo.

Por otro lado, el fiscal del caso Irangate, Lawrence Walsh, sugiere en un informe entregado el lunes pasado al Congreso que el presidente George Bush perdonó a Caspar Weinberger, el antiguo secretario de Defensa, para evitar así ser llamado como testigo.

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