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Dalmacia, el fin de un paraÍso turístico

Miles de refugiados de la antigua Yugoslavia inundan la costa dálmata

ENVIADO ESPECIAL La guerra ha convertido la hermosa costa dálmata, poblada de turistas hasta fecha reciente, en uno de los núcleos de refugiados de la antigua Yugoslavia. Complejos hoteleros, pequeñas residencias y casas de recreo, diseminadas a lo largo de la carretera que bordea al Adriático, albergan a miles de refugiados croatas y musulmanes que huyeron o fueron expulsados por los serbios de sus hogares en las regiones croatas de Eslavonia, Baranja, Krajina y de Bosnia-Herzegovina. Unos 70.000 desplazados, según las organizaciones humanitarias, abarrotan los hoteles de Rijeka, Zadar, Sibenik, Split o Dubrovnik.

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La cifra de refugiados puede aumentar si la guerra entre Croacia y los serbios se reanuda tras la reciente ofensiva del Ejército croata en la región de Krajina, en la que los ocupantes serbios han respondido con nuevas expulsiones de civiles.A pesar de los esfuerzos de las autoridades croatas por aparentar una sensación de absoluta normalidad, la costa dálmata ofrece un aspecto triste. A simple vista, las heridas de la guerra sólo se observan en los edificios dañados de Zadar o Sibenik, pero cuando se entra en cualquier hotel los efectos de la violencia se hacen patentes.

La recepción y los pasillos del hotel Kolovare, de Zadar, construido en 1974, están llenos de niños que juegan y mujeres que conversan. En una amplia sala, un centenar de hombres y mujeres de avanzada edad siguen con atención una película de enredo norteamericana que emite la televisión croata. Todos, ellos son desplazados de una guerra que por donde pasa va limpiando el territorio de aquellos habitantes que pertenecen a la nacionalidad derrotada.

La región de KrajinaDesde la costa hacia el interior, el paisaje dálmata se transforma en cuestión de minutos. Se entra en pocos kilómetros en la región autónoma de Krajina, autoproclamada por las fuerzas irregulares serbias con el apoyo del

Ejército federal desde mayo de 1991. A pocos kilómetros de la costa está la línea del frente, que el Ejército croata decidió reactivar hace una semana tras más de un año de tregua.

Los croatas han conseguido recuperar el control del destruido puente de Maslenica -que une el norte con el sur de Dalmacia- y el aeropuerto de Zadar, y han logrado expulsar a los serbios de varias poblaciones en, una línea de 30 kilómetros hacia el interior de la Krajina.

"El puente es muy importante para nosotros, porque la industria turística depende de él", dice Zdravko Banovic, gerente del hotel Belle Vue. Desde la voladura del puente de Maslenica por las fuerzas militares -durante la guerra de Croacia-, el sur de Dalmacia, desde Zadar hasta Dubrovnik, ha estado aislado del resto de la república.

Al estar la carretera cortada, los vehículos que se dirigen hacia el sur continúan el trayecto a través de la isla de Pag, tras ser embarcados en los transbordadores que enlazan la isla con el continente. Las colas de camiones en los puntos de salida de los transbordadores son muy largas, lo que eterniza el transporte de mercancías. "En las últimas tres temporadas no ha venido práctica-

Dalmacia el fin de un paraíso turístico

mente ningún turista", añade Banovic. "El año pasado, Istria tuvo unos ingresos de 1.000 millones de dólares gracias al turismo. Si se tiene en cuenta que su capacidad hotelera es un 30% inferior a la de Dalmacia, se puede comprender las pérdidas económicas que nos supone la guerra". La reciente ofensiva del Ejército croata cogió por sorpresa a los milicianos serbios, pero no a la población de los puertos de Split y Zadar. Las fuerzas de la ONU, que en teoría controlaban las llamadas zonas rosa en las que se han librado los últimos combates, disponían de información sobre los preparativos de la ofensiva. No pudieron hacer nada, como tampoco pudieron oponer resistencia a la reacción serbia: la voladura parcial de la presa de Peruca y la reanudación de la limpieza étnica.

La operación militar croata también sorprendió en Ginebra y en la ONU. El presidente croata, Franjo Tudjman, aprovechó una nueva ronda negociadora en la ciudad suiza para recordar que no tiene intención de renunciar a recuperar la cuarta parte del territorio de Croacia, ocupado por las milicias serbias.

Además, Dalmacia es el punto negro de Tudjman, quien nunca ha sido un líder popular entre su población. El frente de Krajina, aunque estabilizado por el momento, ha despertado. La verdadera explosión entre Croacia y Serbia depende de la habilidad con que Tudjmnan y Slobodan Milosevic, presidente serbio, muevan sus peones en los próximos días.

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