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Una manifestación de tenderos siembra de atascos el centro de la capital

"Que nadie dé pie a una provocación; a casa en orden", recomendaron por la megafonía los organizadores de la concentración de pequeños comerciantes celebrada ayer en la plaza de España. Sin embargo, un buen grupo -unas 3.000 personas, en un primer momento desfiló por la Gran Vía en dirección a los grandes almacenes de la calle de Preciados. En medio de un espectacular despliegue policial, la manifestación atascó el tráfico en el centro sin autorización de la Delegación del Gobierno. Los agentes se limitaron a intentar que la marcha discurriese por la acera y a proteger los establecimientos abiertos.

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Durante casi dos horas, los comerciantes airados se pasearon en una manifestación salvaje desde la plaza de España hasta el paseo de Recoletos. Unas veces por la calzada, otras por la acera."La Administración sólo conoce el lenguaje de la protesta", se había escuchado en el acto organizado por las asociaciones de pequeños y medianos empresarios. Tras la concentración de la plaza de España, algunas personas pretendieron cortar los accesos a los grandes almacenes y comercios de la calle de Preciados. El cordón policial en torno a Galerías Preciados disuadió a los más exaltados, que tampoco pudieron continuar hacia El Corte Inglés porque las fuerzas de seguridad les cortaron el camino.

Los agentes -al menos una veintena de furgonetas, con el apoyo de un helicóptero de observación- parecían tener la orden de no cargar contra los tenderos en ningún momento. Los incidentes del pasado 20 de diciembre en la Puerta del Sol, cuando siete comerciantes resultaron heridos tras una intervención policial, aún estaban frescos en la memoria. Los mandos de las fuerzas de seguridad desarrollaron todo su catálogo de maniobras envolventes y de bloqueo para acordonar a los manifestantes. A pesar de la tensión que reflejaba la Gran Vía -con insultos constantes a los agentes-, sólo hubo dos detenidos y alguna que otra petición del DNI.

El fotógrafo Luis de la Sala Pumariño, de la revista Mercado, fue introducido en un vehículo policial durante varios minutos, en la confluencia de la Gran Vía con la calle de Alcalá, frente a la sede del Ministerio de Educación y Ciencia. Según informó la agencia Efe, las fuerzas de seguridad le retuvieron porque mostraba una actitud violenta y ofensiva.

Unos minutos antes, los efectivos que custodiaban la marcha de protesta se habían llevado en un furgón a un comerciante, en medio de las protestas de los manifestantes, alguno de los cuales llegó a arrojar a los agentes tierra de los maceteros que vallan la Gran Vía. El manifestante se había arrojado a las ruedas de un vehículo "para llamar la atención", según fuentes policiales.

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En medio de los manifestantes circulaban grupos de jóvenes vestidos con cazadoras de cuero y con la cara cubierta, con una actitud violenta. Pero, al final, la marcha se disolvió, hacia las tres de la tarde, cuando quedaban menos comerciantes que policías.

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