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Reportaje:

La indisciplina del automóvil

Juan Antonio Carbajo

Unos 19.000 madrileños están aferrados a la incívica costumbre de aparcar encima de la acera, en doble fila o en cualquier esquina del centro de la ciudad. Representan apenas el 0,63% de la población y, sin embargo, ejercen con impunidad un terrorismo urbano que provoca retrasos de media hora al autobús, congestiona las calles y atenta contra la calidad de vida. Son algunas de las conclusiones de un informe municipal donde se asegura que en las horas punta uno de cada tres coches está mal aparcado en el centro cuando, en ese momento, todos tienen una plaza libre en los aparcamientos públicos. La lucha contra la indisciplina vial sigue siendo una asignatura suspensa.

Los subterráneos, vacíos; las aceras, llenas

El conductor madrileño ha perdido el respeto por las ordenanzas de circulación. Cuando llega el momento de aparcar, la ley tiene tanto valor como la que regía en el viejo Oeste. Entre un 30% y un 40% de los conductores aparcan mal, donde les place, y otro 40% dejan el coche en zona ORA sin la papeleta de pago. Mientras tanto, los aparcamientos públicos del centro están la mayor parte del día medio vacíos.La oficina municipal que elabora el nuevo Plan General ha repartido varios estudios sobre el centro a los siete equipos de arquitectos que trabajan en la recuperación del casco viejo. En uno de los documentos, el de circulación, se hace un recuento por primera vez del número de infracciones de aparcamiento en el corazón de Madrid. El informe revela, por ejemplo, que a las nueve de la mañana la grúa tiene motivos para llevarse al 48% de los vehículos aparcados en Embajadores.

Pero de las siete zonas en la que se ha dividido el centró para su estudio, la de Mayor, Sol y Palacio es la que se lleva la palma. En cualquier momento, entre las once y la una, hay unos 1.800 coches mal aparcados. Lo habitual es que un 13% de los ilegales esté en doble fila, un 23% encima de la acera y un 64% en vados, reservados, esquinas o prohibidos.

La mayor proporción de coches entorpeciendo el tráfico en doble fila se localizó en el área de Gran Vía y aledaños. El 21% de los infractores elige esta modalidad de achique de espacios. En esta zona hay tres picos horarios en los que se disparan las patadas a la ley: por la mañana, entre las 9.00 y las 12.00; a la tres de la tarde (los infractores cuentan con la complicidad de los restaurantes donde comen) y por la noche, a partir de las ocho.

Escandalosas son las cifras de Lavapiés. La estrechez de las calles impide que prolifere la doble fila (se reduce al 5%). Por eso mismo se dispara el porcentaje de coches encima de las aceras: un 40% de los infractores desprecia al peatón. Pero resulta, según el estudio -elaborado por la consultora privada Gestión de Sistemas Urbanos (USM)-, que durante 22 de las 24 horas del día todos los infractores tienen un hueco en los aparcamientos subterráneos. "La ocupación del estacionamiento público alcanza cotas del 65% en hora punta, por lo que existe una demanda de ilegalidad capaz de ser absorbida por el remanente de los aparcamientos". Sólo a las once y a las doce de la mañana, los coches mal aparcados superan al número de plazas disponibles en los estacionamientos de pago que, el resto del día, especialmente por la tarde, no llegan a completar la mitad de su aforo.

Sin embargo, los madrileños no son partidarios de pagar por aparcar el coche, sobre todo si lo pueden hacer gratis en doble fila o encima de la acera. La estancia media de un vehículo en aparcamiento público es inferior (2,8 horas de media) a la registrada en superficie (3,5 horas). Justo al contrario que en Barcelona. A pesar de la racanería con que se les señala tópicamente, los barceloneses utilizan los aparcamientos públicos si necesitan dejar el coche una media de cuatro horas, y prefieren buscar un hueco en la superficie si requieren menos tiempo.

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