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La mirada vertical

Instalado en París en 1919 y allí inmediatamente conectado con el dinámico grupo de escritores y artistas que habitaban en el número 45 de la Rue Blomet, Joan Miró no tuvo demasiadas dificultades para integrarse en el entonces naciente movimiento surrealista, de cuya primera etapa de los años veinte fue, junto a Masson, uno de sus protagonistas plásticos principales. Procedía no en balde de la cosmopolita Barcelona, la ciudad de Gaudí y donde las galerías Dalmau organizaron las primeras muestras de vanguardia internacional en España, por no hablar ya de que en ella se había editado la revista dadaísta 391, de Francis Picabia.Por lo demás, aunque nativo de Barcelona, Miró tuvo estrechos contactos con la Cataluña rural, siempre presente en su obra de una u otra manera, y había sido discipulo del original e intelectualmente inquieto F. Galí, que vendaba los ojos de sus discípulos mientras dibujaban para estimular su previa capacidad de observación y liberarles de una mucho más ciega dependencia del modelo.

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El suelo o el cielo

Biográficamente situado entre Picasso, que nació en 188 1, y Dalí, que lo hizo en 1904, Miró se emplaza justo en el ecuador de las primeras generaciones vanguardistas españolas. Con el surrealismo ciertamente alcanzó lo que buscaba, pero más por sintonía que por dependencia formularia, como se puede apreciar observando su obra anterior y posterior al surrealismo. Su espontánea relación con el mundo real, aunque invisible, así como su poderosa energía poética, tocada de una gracia casi infantil, le han hecho a veces pasar erróneamente por un naïf, cuando su universo, su sensibilidad y su talento eran de una extraordinaria complejidad.

Esto se puede apreciar en series como la de las Constelaciones, que pone en evidencia su sentido vertical del paisaje, que él mismo evocaba así: "Todavía hoy, cuando paseo, miro el suelo o el cielo, no el paisaje".

[La serie de las Constelaciones está vinculada a una etapa trágica, en plena segunda guerra mundial. Joan Miro se había instalado en Normandía pero a causa de la guerra decidió volver a París. En la biografía escrita por Roland Penrose, Miró recuerda: "Pilar llevaba a Dolors, que era entonces muy pequeñita, de la mano, y yo apretaba bajo el brazo la carpeta que contenía las constelaciones ya terminadas y el resto del álbum que serviría para completar la serie. Salimos de París para Barcelona ocho días antes de que entraran los alemanes en Normandía". La serie de las constelaciones fue uno de los pocos materiales que pudo conservar durante los viajes del verano de 1940. De Barcelona siguió a Palma de Mallorca.]

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