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Un final democráticamente, feliz

Un experimento de cine interactivo permite seleccionar el argumento

Un nuevo experimento cinematográfico permite a los neoyorquinos elegir al héroe de la película y escoger el desarrollo de la acción con tan sólo apretar uno de los botones del mando instalado en sus asientos. Ir al cine a ver Yo soy tu hombre es jugar a ser el dios de las criaturas que desde la pantalla solicitan el voto para saber si matan a la chica o se casan con ella. A un paso está elegir las aventuras de Solo en casa o el final de Casablanca.

El poder para desarrollar la acción no es individual, sino el resultado de una votación entre todo el público. Por ello, la sala de los minicines Loews de la calle 19, en Manhattan, donde se proyecta el experimento de interacción Interfilm, es fácilmente distinguible por los gritos con los que los espectadores tratan de influir en el voto de los otros asistentes.Al principio de la filmación, que dura 20 minutos, el encargado del proyecto advierte que todo vale mientras que los votos se realicen desde mandos diferentes. Una vez concluye la introducción básica a la nueva experiencia, que algunos consideran tan innovadora como para compararla con la llegada del sonido al cine mudo, aparecen tres personajes con su ficha de identificación: Jack, un ejecutivo soltero, loco por las mujeres, que se dispone a ir a una fiesta; Leslie, la presidenta de una firma de arquitectura que se dispone a entregar al FBI diskettes que prueban un caso de corrupción, y Richard, el millonario divorciado y corrupto, que es "la elección perfecta para los admiradores de los villanos".Durante los primeros minutos el público hace que la escena salte de un personaje a otro, como si estuvieran haciendo zapping, hasta que deciden cuál de los tres va a ser su héroe. La pantalla marca los votos que ha obtenido cada uno, y el ganador agradece a los espectadores la confianza depositada en él.

Juego de posibilidades

"Habéis decidido venir conmigo a partir de ahora", dice Richard, el villano, "no puedo decir que seais unas buenas personas, pero sois muy listos". A partir de ahí todos los personajes confluyen en la misma fiesta y se generan situaciones para que continúen las selecciones. "¿Quieres que Jack salte al edificio de enfrente, que huya como un conejo cobarde o que se convierta en un agente especial que se enfrenta a los pistoleros?", se pregunta desde la pantalla.Esta elección no es más que una de las 60 posibilidades de desarrollo de un filme que puede transformar a la protagonista de la película en una vampiresa que baila tangos como una mujer fatal o en una buena chica que sueña con un hombre que la lleve a cenar a París en el Concorde. Al final los espectadores deciden qué protagonista gana y se muestran las posibilidades que han sido descartadas. Sin embargo, el abanico de opciones final no es necesario porque la mayoría de los espectadores se quedan para ver qué hubiera pasado en caso de haber triunfado cualquier otra propuesta. Lester, un abogado neoyorquino, explicaba que la "sensación de poder es tan grande que uno quiere quedarse para seguir jugando. No puedes resistir la tentación de ver qué hubiera pasado si hubieras decidido que saltara por la ventana", añade al final de su quinta proyección.El asunto de la votación puede provocar en ocasiones conflictos, como uno de los asistentes a la proyección del jueves, que se quejó contrariado de lo tontos que eran el resto de los espectadores por no haber permitido que ganara el personaje de su elección.El proyecto de Interfilm Yo soy tu hombre está producido por la empresa Entropia, que ya compró los derechos teatrales de Las tortugas ninja para hacer giras por Estados Unidos. La película está filmada en 16 milímetros y trasladada a un disco láser que permite saltos inmediatos de una acción a otra. Los propietarios de la sala Loews, que tras la gran acogida van a estrenar la película en otras siete salas, han invertido siete millones de pesetas para acoplar los aparatos de control.La experiencia prueba que tan sólo en un 35% de las ocasiones los espectadores apuestanpor los finales tristes. Interfilm, ha sido comparado por los más optimistas con algo tan divertido como el juego del Nintendo, mientras que los más escépticos han profetizado que la nueva moda pasará a la historia sin pena ni gloria.

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