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Alemania confirma ante el Grupo de los Siete las malas perspectivas de su economía para 1993

El presidente del Bundesbank (banco central alemán), Helmut Schlesinger, y el subsecretario de Hacienda, Horst Köhler, coincidieron ayer en sus intervenciones ante el Consejo del Grupo de los Siete en su análisis sobre las pésimas perspectivas económicas de Alemania para 1993. "¿Cuánto tiempo pueden vivir las democracias occidentales con un alto desempleo?", preguntó Köhler, para indicar a continuación que los bancos centrales deberían abordar el problema de la recesión económica. Schlesinger admitía que el Bundesbank debe estar preparado para mostrar "mayor flexibilidad" con respecto a los tipos de interés, mientras algún gurú norteamericano proponía la flotación del franco francés.

El Consejo del Grupo de los Siete, que ha reunido en Francfort a cerca de un centenar de expertos y responsables financieros de los siete países más ricos del Planeta, mantuvo ayer un intenso debate sobre las perspectivas económicas para el presente año, sin que se avistara posibilidad alguna de reactivación. Los representantes de Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá insistieron en que la estabilidad monetaria en la necesidad de una actuación coordinada, aunque no sacaron conclusiones al respecto.

El equipo de Clinton

Por parte norteamericana, la esperada asistencia del futuro secretario del Tesoro, Lloyd Bentsen, se frustró a última hora y fue sustuida por otro de los nuevos hombres de la administración de Bill Clinton, Larry Summers, que ocupará en breve el cargo de secretario de Comercio en sustitución de David Mulford, fue el encargado de enviar los mensajes de cooperación del nuevo presidente de Estados Unidos.

Pero la principal protagonista de la sesión de ayer en la vieja opera de Francort fue la mala situación económica de Alemania, que oficiaba de anfitrión de la reunión. Nuevos datos hechos públicos ayer indicaban que en 1992 el crecimiento económico de ese país ha sido el más reducido en los últimos diez años, al aumentar el y el Producto Interior Bruto (PIB) en un 1,5%, frente al 3,7% de 1991. Las perspectivas para este año son todavía más pesimistas, con la posibilidad de un crecimiento cero. Este dato viene a engrosar las negativas cifras de paro e inflación distribuidas en días pasados por el gobierno alemán.

La reunión se inició la noche del martes con una cena en la que el ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, insistió en que Francia y Alemania intensificarán, si es necesario, sus esfuerzos para mantener la actual paridad entre el marco y el franco. Según Sapin, pese a la aparente debilidad de la moneda francesa en los mercados, el "franco está infravalorado" y su actual nivel no refleja la pujanza de la economía gala.

Esta afirmación contrastaba con la de Ruedinger Dornbusch, gurú de Massachusetts Institute for Technology (MIT), que abogó por un nuevo reajuste en el Sistema Monetario Europeo (SME), e inlcuso llegó a proponer la libre flotación del franco francés fuera del sistema.

Köhler, el democristiano que ocupa el número dos en el Ministerio de Hacienda alemán, fue también pesimista y pidió que el G-7 ponga en práctica inmediatamente una estrategia de crecimiento, al tiempo que apremiaba al Bundesbank para que reduzca los tipos de interés. Para Köhler, el mayor problema al que se enfrentan, a corto plazo, las democracias occidentales es el desempleo. Ante esta petición, Schlesinger volvió a indicar que la institución que preside podría reducir los tipos en breve plazo, pero insistió en que la prioridad del Bundesbank es la lucha contra la inflación.

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