EE UU aplaza el ataque contra Irak, al observar indicios de retirada
Estados Unidos dejó anoche en suspenso su decisión de atacar a Irak al detectar movimientos de los misiles antiaéreos instalados en la zona de exclusión. Justo a la hora límite del ultimátum (las 23.30, hora peninsular española), el portavoz de la Casa Blanca, Marlin Fitzwater, señaló que se había producido un "gran movimiento que afectaba a los misiles tierra aire especificados en la advertencia del 6 de enero". El ataque quedó aplazado, a la espera de confirmar la retirada.
Estados Unidos no había podido esclarecer a las tres de la madrugada de hoy si se había hecho efectiva la retirada de los misiles de Sadam. Las adversas condiciones meteorológicas, con lluvia y nubes bajas sobre el territorio de Irak, dificultaban las tareas de localización. El presidente estadounidense, George Bush, se trasladó ayer a su residencia de vacaciones en Camp David para pasar el fin de semana, mientras el Pentágono indicaba que los misiles iraquíes desplegados no se encontraban ya en posición de tiro.La ciudad de Bagdad vivió la hora límite del ultimátum con absoluta normalidad y sin que se produjeran manifestaciones de apoyo al régimen de Sadam. La televisión de Irak cerró ayer sus emisiones a la hora habitual y la radio oficial repitió el llamamiento del Gobierno a desafiar el ultimátum de Estados Unidos, apoyado también por el Reino Unido y Francia.
El presidente iraquí, Sadam Husein, había aceptado en la tarde de ayer el guante lanzado por el presidente George Bush y rechazó de plano la exigencia aliada de que retirara antes de las 23.30 (hora peninsular española) las baterías antiaéreas instaladas al sur del paralelo 32. El Gobierno y el Parlamento iraquíes desestimaron el ultimátum y manifestaron su voluntad de responder a "la flagrante agresión norteamericana". Bush mantuvo una reunión con sus consejeros para tratar la crisis y luego desarrolló una jornada sin tensión prebélica, convencido de que puede infligir de inmediato y sin riesgo militar y político un ataque demoledor contra las baterías de misiles.
"Irak no hará caso al ultimátum de Occidente y confirma su derecho a mantener sus bases de defensa aérea donde están", manifestó ayer el viceprimer ministro iraquí a la salida de una reunión extraordinaria del Gobierno para tratar la situación. "Si estas bases son atacadas, Irak responderá a esta agresión".
Más de un centenar de aviones permanecían anoche a la espera de la orden de arrasar esos misiles antiaéreos desplegados por Irak ligeramente el sur del paralelo 32, en territorio del área de exclusión aérea impuesta por los aliados en el sur de Irak para proteger a los shiíes.
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