Los guardias detenidos admiten que importaron 100 kilos de 'coca'
Mandos de la Guardia Civil y miembros de la Unidad Central de Información Fiscal y Antidroga (UCIFA) han admitido ante el juez Baltasar Garzón que no sólo pagaban a los confidentes con droga, sino que también encargaron el envío a España de más de cien kilos de cocaína. El levantamiento del secreto del sumario ha puesto de relieve que los guardias cometieron un cúmulo de delitos aislados: se quedaron con armas de narcos, metieron droga en casa de compañeros para detenerlos, participaron en la reventa de droga incautada... "Aquello era una provocación de delito", declaró al juez el capitán Jesús Núñez.
Doce miembros de la UCIFA -la mitad de la unidad, incluido su jefe, el comandante Ramón Pindado- están encarcelados o en libertad provisional.Sus testimonios recogen frecuentes desvíos de droga. Así, en abril de 1991 miembros de la UCIFA interceptaron 30 kilos de cocaína en un piso de la calle de Galileo, de Madrid. Tres kilos fueron entregados al confidente Ramón Temple, que era quien había encargado la droga a narcotraficantes de Colombia "con la aquiescencia del comandante Pindado", según Núñez. Cuando éste pregunta a Pindado por la desaparición de tres kilos de coca, el comandante responde: "Hazte a la idea de que eso se ha enterrado en un zulo".
En diciembre de 1990 se recibió otro encargo de 35 kilos de cocaína (cinco fueron para el soplón). Una semana después, relata el sargento Gonzalo Méndez, "se importaron 58 kilogramos de cocaína con la misma intervención de los confidentes". "Cuando la cocaína estuvo en la unidad se extrajeron seis kilos".
En mayo de 1990, miembros de la unidad se propusieron traer 500 kilos de cocaína, pero sólo lograron intervenir 30. En otra operación, miembros de la unidad se quedaron con bienes de narcos detenidos (pistolas y un ordenador). "Mejor uso le daremos nosotros", comentó Pindado. En 1991, los confidentes revendieron 3,5 kilos de cocaína incautada y repartieron con los guardias los 10 millones de beneficio.
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