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Hablaremos durante seis días

Dos locutores de Onda Fuenlabrada baten el récord mundial de permanencia en antena

Las voces de los periodistas Carlos Gulberti, de 37 años, y Montse Bovis, de 27, no se han apagado todavía. Desde las nueve de la mañana del pasado miércoles hablan sin cesar a través de la emisora municipal Onda Fuenlabrada. A las diez de la mañana de ayer batieron el récord del mundo de permanencia ininterrumpida ante un micrófono: más de cuatro días en antena. Cansados y con las cuerdas vocales al límite dicen que seguro llegarán al martes a las tres de la tarde, 150 horas en el aire. Todo para recoger más donativos para los niños de África.

"¿Cómo estáis? ¿Cómo aguantáis?". Ésta es la pregunta incesante de sus centenares de visitantes. A todos les sorprende su resistencia física y moral en el dial.La respuesta es complicada: una mezcla de preparación exhaustiva, apoyo de sus compañeros, control médico y el toque mágico de una pitonisa que les ha preparado pócimas y brebajes para mantener activas sus gargantas. Además, el reglamento Guinness les permite descansar cinco minutos por hora, que pueden acumular para dormir un máximo de dos horas al día. Pero cada hora deben hablar ante el micrófono, alternativamente, 42 minutos. Disponen de los 18 minutos restantes para emitir música y publicidad.

Claro que también tienen prohibido abandonar el edificio de la Casa de la Cultura de Fuenlabrada, donde se hallan los estudios de la emisora. Al final, instalaron una cama, una nevera, una botella de oxígeno y todo lo necesario para afrontar el reto.

'El Quijote', de noche

A principios de este mes comenzaron los entrenamientos. Cada noche durmieron un poco menos, hasta que les bastaron tres horas de sueño y acostumbraron su organismo al insomnio. Los médicos diseñaron un régimen especial de comidas: alimentos muy nutritivos, como los, de los bebés recién nacidos. Además, confeccionaron una programación interminable: espacios divulgativos por el día -apoyados con entrevistas- y en lecturas de cuentos y de El Quijote por la noche.

A las nueve de la mañana del pasado miércoles, Carlos y Montse se situaron ante el micrófono y arrancaron con una voz clara y agradable. A esa hora, el notario de Fuenlabrada se personó en los estudios, firmó el libro de registros y les "amenazó" con que podía pasarse a cualquier hora para certificar que se cumplía el reglamento Guinness.

Las primeras horas pasaron pronto. Pero al segundo día comenzaron los primeros síntomas de afonía. La articulación de sonidos era ya discontinua. Las cuerdas vocales sufrían los efectos de un movimiento prolongado. El tabaco -ambos fuman- y el cansancio se convertían en sus principales enemigos. Mientras uno dormía, el otro hablaba. Si alguno desfallecía, todo se venía abajo.

El viernes surgieron los primeros problemas. Los dos sufrieron un mareo por hiperventilación, al respirar más de lo permitido de la bombona de oxígeno. La garganta empezó a inflamarse y tuvieron que recurrir a inyecciones de cortisona para mantener la sonoridad. y el timbre. Además, tuvieron que recibir los masajes de Francisco Saucedo, masajista del equipo ciclista Seur.

Vicente del Pino, el doctor que les atiende constantemente, manifestó que el viernes por la noche peligró el récord porque Carlos y Montse podían perder la lucidez mental al estar tanto tiempo desvelados. Sin embargo, ambos mantuvieron la concentración y el sábado por la mañana seguían hacia adelante tras pasar una noche más en vigilia, acompañados por miles de oyentes que continuamente les apoyaban a través del teléfono.

La noche más dura

La última noche, la del sábado al domingo, fue la más dura. Montse hablaba ya sin fluidez y en un tono áspero. La ronca voz de Carlos era un susurro. A última hora de la tarde de ayer, la voz de Montse sonaba ronca, pero vivaz. 'Tamos a aguantar seguro hasta el martes a las tres, 150 horas; es demasiada gente la que hemos implicado, 600 personas", decía. Los que les ayudan son radioaficionados, voluntarios, la peña Vamos como Cubas... Montse dice que el momento más emocionante no fue al batir el récord, sino cuando tres chavales de Fuenlabrada que iban por la ciudad pidiendo el aguinaldo entregaron todas sus ganancias al ver una de las pancartas que hay por la calle. "Nos dijeron: los niños de África no pueden comer".

Ayer superaron la marca de 98 horas en antena. De esta forma, a falta de la confirmación oficial de Guinness Europa, su nombre se inscribe en el libro mundial y superan el récord que poseía una emisora de San Francisco. También habían recogido 4.500 kilos de comida y 300 cajas de ropa y juguetes. Y alrededor de un millón de pesetas. Todo será enviado a los niños de África, por medio de Cáritas y de ONG.

Si no han claudicado, todavía hoy se les podrá escuchar en el 107.7 de la FM del dial.

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