_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Intelectuales y racismo

Se ha escrito mucho, durante las Últimas semanas, en las mismas páginas de EL PAÍS, sobre el racismo y la actitud al respecto de los intelectuales españoles. Como norteamericano un tanto sensibilizado ante el racismo, y como judío superviviente de la Segunda Guerra Mundial, lo que más me preocupa es un entendimiento generalizado de que el racismo es cosa de los demás, de ellos. Ya escribió hace más de 20 años sus distinguido colaborador Eduardo Haro TecgIen (en Una frustración: los derechos del hombre): "La política más extrema de 'ellos' [comillas en el original] trata de rechazar la animalidad ( ... ) a personas cuyo comportamiento no les conviene ( ... ). Una de las formas más visibles es el racismo, apoyado en apariencias físicas de color de piel, ángulos faciales", etcétera. Y hoy día, ¿qué hace Eduardo Haro Tecglen cuando encuentra a una persona "cuyo, comportamiento no le conviene" como, por ejemplo, Alberto Fujimori? Le califica de "El chino pintado", "el japonés" que "sonríe su risa amarilla", y otros términos que son propios del más profunPasa a la página siguiente

Intelectuales y racismo

Viene de la página anteriordo racismo. ¿Porque es japonés el presidente de Perú? ¿Por su apellido y/o abolengo? Entonces, ¿porque no es español Mario Vargas Llosa, el cual tampoco le cae bien a don Eduardo?

No pretendo tachar de racista particularmente a Eduardo Haro TecgIen, cuyo humanismo es bien conocido y cuya obra respeto. Sólo quiero señalar que para combatir el racismo no basta con manifestaciones y condenas al demonio racista como si fuera de ellos. La primera batalla, y la más difícil, la hemos de librar contra los demonios que llevamos adentro Jacob Libliner.

Intelectuales y racismo

"...Y cuando finalmente vinieron por mí, no quedaba nadie para protestar". Antes de que estas palabras de Bertolt Brecht vuelvan a ser una triste y espeluznante realidad en toda Europa, queremos expresar nuestra más absoluta repulsa, así como el sentimiento de profunda vergüenza ante los hechos xenófobos y racistas perpetrados estos últimos días en España y en el resto de nuestro continente por grupos de criminales fascistas.Repudiamos también la actitud pasiva, cuando no siniestramente hipócrita, de nuestras autoridades y políticos en general, y exigimos del Gobierno la inmediata derogación de la Ley de Extranjería, gran propiciadora de esa cultura antiinmigrante que se está cebando en esta, hasta hace poco, tierra de emigración.- y 25 firmas más.

Intelectuales y racismo

Vivir y dejar vivir. Ésta creo que es una buena solución para acabar con el problema del racismo; si bien, no lo olvidemos, todos somos o hemos sido racistas en un determinado momento o situación, salvo sacras excepciones, claro. A uno le puede caer bien o mal fulanito o menganito porque tiene un comportamiento específico, pero no creo que sea correcto juzgar a esa persona simplemente porque es de una nacionalidad, región o raza determinada.Yo me relaciono con personas, no con colores de piel, banderas o pasaportes. Tampoco es cuestión de ir besando a todos los extranjeros que veamos por la calle, simplemente por el hecho de que lo sean; quizá fuese muy cristiano, pero no dejaría de ser un cierto racismo para nuestros connacionales. Lo mejor sería eso: vivir y dejar vivir.

Pero también podíamos hacer algo más: discutir y rechazar todos esos comentarios y chistes xenófobos que se puedan hacer en nuestra presencia, aunque tan sólo sea en charleta de café. No hay que olvidar que estos comentarios van creando opinión y que si los dejamos correr, con el tiempo la gente los tomará como verdaderos y serán estereotipos demasiado enraizados como para que puedan desaparecer.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_