Confirmadas las condenas por escuchas ilegales de la Ertzaintza a Garaikoetxea
El Tribunal Supremo ha desestimado el recurso de un alto cargo de la Consejería de Interior vasca y un sargento de la Ertzaintza (policía autonómica) contra la sentencia que les condenó por escuchas ilegales al ex lehendakari Carlos Garaikoetxea. El auto confirma las penas de un mes y un día de arresto mayor y seis años y un día de inhabilitación especial para cada uno, con prohibición expresa de "obtener" un cargo "análogo" al que tenían.
Los recurrentes, Javier María Aguirre Querejeta, director de comunicaciones de la Consejería de Interior, y José Antonío Goikoetxea Asia, sargento de la Ertzaintza, son condenados también a pagar las costas del recurso. El Supremo desestima todos los motivos de casación alegados, a los que se opusieron los abogados de Garaikoetxea y de Telefónica. El tercer condenado, el ertzaina Ramón Martín Epaiza Solano, no presentó recurso.Epalza hizo posible el juicío al confesar a los jueces la trama para espiar las conversaciones de Garaikoetxea, en la que implicó al entonces consejero de Interior, Luis María Retolaza, uno de los hombres fuertes del Partido Nacionalista Vasco (PNV). Pese a su colaboración, el Tribunal Superior del País Vasco condenó a Epalza a la misma pena que a los otros dos implicados. Retolaza fue absuelto. Ahora preside la ejecutiva del PNV de Vizcaya.
El Supremo desestima todos los motivos de casación alegados, a los que se opusieron los abogados de Garaikoetxea y de Telefónica. El tercer condenado, el ertzaina Ramón Martín Epalza Solano, no presentó recurso.
La escucha a Garaikoetxea se produjo el 19 de agosto de 1986, en plena crisis del PNV, que desembocó en la creación por Garaikoetxea de Eusko Alkartasuna (EA). Varios ertzainas penetraron en la central de teléfonos de Zarautz (Guipúzcoa) provistos de una orden judicial para intervenir las comunicaciones de presuntos narcotraficantes.
Al tiempo trataron de conectar el teléfono de Garaikoetxea al de un piso donde colocaron una grabadora. La grabación no funcionó al dar Epalza a Aguirre un número distinto al del piso donde se iba a colocar la grabadora.
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