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La piel brillante y el esposo

Sor Carmen es la monja con más años del convento del Corpus Christi, en la plaza del Conde de Miranda. Encargada de cuidar la iglesia, cumplirá 88 años en enero. "Mira qué piel tengo, qué brillo y sin arrugas. No tengo ni patas de gallo. Tengo una hermana más pequeña y está toda arrugada; y yo, ya ves, nadie se cree la edad que tengo. ¿Y sabes por qué? Por el esposo".Y sor Carmen señala con arrobo la cruz que cuelga del altar de la iglesia. La edad media de las monjas de clausura ronda los 50 años. Aunque las condiciones de vida del claustro se han suavizado, pocas mujeres eligen la reja que las separará del mundo. "La vocación y la mortaja del cielo bajan", afirman las prioras.

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Bollos divinos

De momento, el cielo parece estar enviando sus vocacones al Tercer Mundo. Las monjas más jóvenes de los conventos madrileños proceden de la Unión India y de Africa.

En la comunidad de dominicas de Loeches vive una monja india; y de la India proceden también dos de las hermanas reposteras de las jerónimas: sor Rocío (Jessie) y sor Cristina (Jocelyn).

La piel blanca y suave que parecen dar las sombras del claustro contrasta con la joven piel morena de estas monjas que dejaron la India para encerrarse tras gruesos muros, entre el tráfico congestionado de Madrid.

Sor Rocío y sor Cristina, que son primas, se interrumpen riendo al contar que estas navidades volverán a su país para ver a su familia, tras siete años en el convento. "Les vamos a llevar los dulces, y si no les gustan nos los comeremos nosotras".

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