Cursos de empresa para diputados
El mundo empresarial se ha mostrado especialmente ágil a la hora de aproximarse al Parlamento, o más exactamente a los parlamentarios, porque la esencia de cualquier relación de tipo lobbista -en castellano podría traducirse por -cabildeo- exige la relación personal, el contacto directo. Una fórmula que ahora mismo está en práctica son los cursos para diputados: 10 o 15 días de estancia en las instalaciones de una empresa, durante los cuales se explica a fondo al parlamentario la situación y los problemas. Y, naturalmente, se despliega una intensa actividad de contactos personalizados.Este año de 1992, firmas como Alcatel, Standar Eléctrica, Altos Hornos de Vizcaya, Banco Bilbao Vizcaya, Banco Central Hispanoamericano, Siemens, Unión Eléctrica Fenosa, Unisys, Iberia, IBM, Prosegur, Huarte, Dragados y Construcciones, General Motors, Cepsa o Campofrío han invitado a diputados -entre uno y tres normalmente, a veces hasta ocho- para tratar de empaparlos, durante varias jornadas, de sus realidades y sus proyectos.
Bancos y ecologistas
Pero el lobby se ejerce casi continuamente ante cualquier proyecto de ley que tenga repercusión y pueden citarse algunos ejemplos elegidos entre docenas de casos:- La reforma procesal urgente de la pasada primavera movilizó a los bancos para no perder el privilegio de obligar a sus acreedores a pleitear en las grandes ciudades. No lo consiguieron.
-La Ley de Espacios naturales incrementó las visitas y las cartas a diputados de asociaciones de ecologistas, aunque su actividad empalidece, frente a sus colegas británicos de la Royal Society for the Protection of Birds (Real Sociedad para la protección de las aves, RSPB) que mantienen 50 personas, de forma permanente, en la Cámara de los Comunes.
- La Ley de Ordenación de las Telecomunicaciones (LOT) movilizó, tanto en 1987 como durante su reciente reforma, a Telefónica, empresarios interesados por redes privadas y cadenas radiofónicas.
- La LOGSE provocó numerosas sugerencias de empresarios del sector educativo.
- La reforma de la Ley de Arrendamientos Urbanos, aun antes de llegar al Congreso, ya ha suscitado contactos y cartas de asociaciones de inquilinos y de propietarios.
- La Ley de Huelga provocó hace pocas semanas uno de los episodios más clamorosos de presión social ante las cámaras sin que haya despertado especiales protestas: los dos sindicatos mayoritarios han logrado reformar el proyecto de ley enviado por el Gobierno al Congreso hasta conseguir un texto prácticamente a su medida. Se trata, sin embargo, de una norma que afecta a millones de ciudadanos.
Basta este pequeño muestreo para advertir que la actividad de grupos sociales ante los parlamentarios no siempre, ni mucho menos, responde a intereses espurios o inconfesables.
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