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Serra y Guerra disputan un duelo político abierto en su gira por todo el mapa socialista

La campaña de 10 años de Gobierno del PSOE está suponiendo el primer duelo abierto entre el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, y el vicesecretario general socialista, Alfonso Guerra. Ambos ofrecen en su gira por el territorio español, federación por federación, dos mensajes políticos, pragmático el uno, izquierdista el otro, y dos estilos, coloquial el uno y populista el otro. Felípe González ha dado luz verde a esta disputa, a la que asiste por vez primera la militancia socialista. "El PSOE necesita un debate con otros dirigentes y otros enfoques", manifiesta González en los últimos tiempos.

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Un día en Zaragoza

Ciudad Real, Canarias, Zaragoza, Murcia, Palma de Mallorca Tarragona y Madrid es el recorrido de Serra en las últimas tres semanas, donde combina la explicación del Tratado de Maastricht con las reuniones internas de partido, de carácter coloquial. Anteriormente había visitado Valladolid, Toledo, Bilbao y Salamanca. El rastro de Serra se desplaza preferentemente del centro al Este de España. Sus grandes lagunas son Andalucía y Extremadura.Paralelamente, Guerra recorre estos días Madrid, Zaragoza Córdoba, Asturias y León. Antes había visitado Canarias, Salamanca, Murcia, Granada, Almería, Alicante, Bilbao, Cádiz y Sevilla. Guerra marca una tendencia preferente por la zona sur de, España, y sus actos no son institucionales, sólo partidistas y de carácter multitudinario. "Alfonso ya no puede dar una conferencia en la universidad", dicen sus rivales renovadores. Sus seguidores ponen el acento en que "está dejando la impresión de que controla absolutamente la organización ".

Triunfos del Gobierno

Serra deja clara su función como vicepresidente del Gobierno y la lleva hasta el final. "El triunfo socialista es el del Gobierno. La opinión pública no nos va a otorgar su confianza por cosas diferentes a la gestión del Gobierno está diciendo Serra en la gira. Algo que nunca se oirá a Alfonso Guerra, que enardece a la militancia socialista destacando el papel del partido en los triunfos electorales.Pero los mensajes se diferencian en muchos más campos. El discurso de Serra ha ido comprometiéndose cada vez más en la gira. Empezó en Barcelona, con una denuncia del enquistamiento de las instituciones y del propio PSOE y un llamamiento a la apertura a la sociedad. En Madrid saltó la denuncia del capitalismo de casino, el enriquecimiento por la especulación, y en Ciudad Real atacó la corrupción y se reafirmó en la socialdemocracia frente al neoliberalismo.

El discurso de Guerra es más permanente. Mantiene su tradicional tono populista, y una constante en sus intervenciones es el ataque a la derecha política y económica, a la que responsabiliza de realizar una campaña de desprestigio contra el PSOE. En ese terreno sitúa Guerra el debate sobre la corrupción. El vicesecretario general acaba llamando al cierre de filas de la militancia y su movilización para las elecciones de 1993.

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Mientras Serra dice en sus intervenciones que hay que echar a los corruptos de la política y que la lucha contra la corrupción pasa por facilitar el trabajo a la justicia y a la prensa, Guerra pone el acento en acusar a periodistas y jueces del desprestigio que sufren el PSOE y la política en España.

El vicesecretario general del PSOE ha reeditado en su gira el discurso de que "el PSOE tiene que ser el partido de los pobres", y pide un alineamiento en la militancia en torno a su dirección. Expresiones que nunca se oirán en boca de Serra, que, por ejemplo, dice: "Los partidos son propiedad de quienes les otorgan su confianza, no sólo de sus militantes, y menos aún de un núcleo reducido de dirigentes".

También difieren sus planteamientos ante el debate sobre la renovación interna en el PSOE. Serra viene insistiendo en que la renovación es una tarea de todo el partido, y parafrasea a Willy Brandt: "Los nuevos tiempos exigen respuestas nuevas". Guerra, sin embargo, personaliza la renovación y la despacha con ironía. "Siempre deja escapar alguna broma sobre los renovadores, pero con el aire de que no les concede mucha importancia", comentan seguidores suyos.

La gira va a tener un paréntesis durante el periodo navideño, pero nadie duda de que ambos políticos van a recorrer a lo largo de 1993 todo el territorio español. En el entorno de Serra se asegura que el vicepresidente del Gobierno realiza esta gira y lanza un mensaje nuevo, porque, "si no se despejan las nieblas que hay sobre la vida política y el funcionamiento de los partidos, no es posible que el proyecto socialista salga adelante y cale en la sociedad".

En cuanto a Guerra, lo que pretende con la gira es movilizar la estructura interna del PSOE para las próximas elecciones y reafirmar, al tiempo, su papel como factótum del partido ante el próximo congreso. "Su manera de actuar no deja ninguna duda a sus pretensiones. Busca la adhesión y anima el patriotismo de partido", dicen algunos testigos de la gira.

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