Detenidos un guardia civil y tres jóvenes por el asesinato de la dominicana Lucrecia Pérez
El guardia civil Luis Merino Pérez, de 25 años, destinado en Madrid, y otros tres jóvenes residentes en dicha capital han sido detenidos por el asesinato, presuntamente consumado por el agente, de la dominicana Lucrecia Pérez el pasado día 13 en Aravaca. La operación, realizada por el servicio de Información de la Guardia Civil, se desarrolló tras hallarse por los expertos en balística del cuerpo elementos "indubitados" que avalaban que el arma del citado guardia civil había sido utilizada en el crimen. Según fuentes de la investigación, el agente modificó el arma tras el asesinato para dificultar la identificación.
El pasado día 13, según la información facilitada ayer por fuentes de la investigación, el guardia civil Luis Merino Pérez se reunía en un céntrico bar madrileño con tres jóvenes. Tras tomarse unas copas, acuerdan una acción contra los inmigrantes. "Vamos a dar un susto a esos negros", propuso uno de ellos, según dichas fuentes.Se dirigieron al local de la antigua discoteca Four Roses del madrileño distrito de Aravaca, cuya utilización como centro de refugio de dominicanos había sido difundida poco antes. La acción superó el susto. La dominicana Lucrecia Pérez Matos resultó muerta de dos tiros y su compatriota Augusto Vargas (identificado inicialmente con el nombre falso de Porfirio F. F.), malherido de un tercer disparo.
A las 10.45 de ayer se producía la última de las tres detenciones de los jóvenes implicados en esta acción -las otras dos se produjeron a las 7.45 y las 8.40-, residentes en la zona de Galapagar y Torrelodones. La víspera, había sido detenido el guardia civil Luis Merino Pérez, destinado en la 111 comandancia, con base en Madrid, cuyos agentes operan sólo en la capital. El arresto del agente, a las 19.30 del jueves, se produjo cuando se hallaba de servicio.
La procedencia de la munición empleada en el crimen de Aravaca -9 milímetros parabellum, propia de una pistola STAR BMK-, fabricada por la Empresa Nacional Santa Bárbara, alimentó la hipótesis de que esta acción fuera obra de un grupo de extrema derecha con alguna posible conexión con elementos de las fuerzas de seguridad, principales usuarias de este modelo, y, de modo preferente, la Guardia Civil.
Por otro lado, tras el crimen, comenzaron a menudear las llamadas ciudadanas para denunciar características de vehículos vistos en las inmediaciones del lugar del crimen cuando se perpetró el asesinato.
Un coche rojo
Una de estas llamadas, referidas a un coche rojo del que se carecía de matrícula, pero que detalló elementos que lo distinguían, apuntó a un elemento sospechoso de usar la munición empleada en el crimen: su propietario era un guardia civil. El agente en concreto resultó ser Merino Pérez. Este funcionario tenía acumulados nueve correctivos por comportamientos irregulares fundamentalmente actitudes violentas, en sus cinco años de servicio.En concreto, en 1988, este guardia sufrió cinco días de arresto por falta leve; en 1989 dos arrestos de 14 días por faltas leves; en 1990, ocho días de arresto por falta leve, y un mes y medio por falta grave; este mismo año, ocho días por falta leve y una denuncia por un altercado en un bar de Getafe, de la que salió absuelto. El instituto armado no precisó ayer el motivo de tales incidentes, si bien se refirió al agente como un elemento "conflictivo" y con frecuentes actuaciones violentas.
La Guardia Civil, antes de centrar sus sospechas en este agente, investigó también en torno a miembros del Cuerpo Nacional de Policía y de la Policía Municipal que pudieran haber tenido alguna relación con el hecho a tenor de la munición empleada.
Para comprobar sus sospechas en torno a este guardia civil, la dirección del cuerpo utilizó una estratagema. Se revisaron, so pretexto de una inspección rutinaria, todas las armas de la compañía donde estaba destinado Luis Merino Pérez.
El agente había cambiado tras el crimen dos de las piezas de su arma reglamentaria que resultan clave a la hora de establecer una conexión clara entre la pistola y la munición empleada contra Lucrecia Pérez. Sin embargo, dado que no es posible técnicamente, no le cambió un tercer elemento imprescindible para identificar el arma: la uña extractora, el elemento que expulsa el casquillo de la bala y que deja una huella microscópica.
Tan minúsculo trazo fue suficiente para acreditar de manera "indubitada" que el arma del crimen y la del agente eran las mismas. El resultado del análisis se terminó en la mañana del jueves, y a última hora de la tarde era detenido el presunto asesino.
Tras su interrogatorio se conocieron los restantes participantes en esta acción, que resultaron ser tres jóvenes de unos 16 años, no adscritos a ningún grupo, aunque alguno de ellos es de conocida ideología fascista y con antecedentes de actuaciones violentas, además de un frecuente consumo de alcohol y estupefacientes.
Sin respaldo de grupos
En el actual estado de la investigación, este grupo no tiene más vinculación. entre sí que la mera amistad y sus aficiones por la bebida y el consumo de estupefacientes. Al parecer, carecen del respaldo de cualquier organización ultra y, por el momento, no hay constancia de su militancia en ningún grupo de ideología ultraderechista.Los cuatro detenidos permanecían ayer en la sede de la Dirección General de la Guardia Civil, pendientes de pasar a disposición del Juzgado de Instrucción número 15 de Madrid, cuyo titular es Agustín Alonso Roca, que investiga este caso y ha decretado el secreto del sumario.
La existencia de redes mafiosas que operan con la inmigración dominicana, que se traducen en el cobro de fuertes sumas por la introducción ilegal en España y, en ocasiones, en el empleo en redes de prostitución, hizo en su momento que la policía trabajara de manera especial sobre esta hipótesis en relación con el crimen de Aravaca.
Aunque ha sido cerrada la investigación sobre esta acción criminal, prosiguen las pesquisas en torno a los extorsionadores de estos inmigrantes.
Fuentes del instituto armado consideran "lamentable" que el presunto asesino sea un guardia civil, pero destacan que su detención, apenas dos semanas después del crimen, demuestra la celeridad de la investigación de este cuerpo y el compromiso de llevarla hasta sus últimas consecuencias en beneficio de la sociedad.
Este crimen desató diversas manifestaciones contra la xenofobia en Madrid, así como una declaración institucional del Parlamento español en la que se condenó el acto, en la misma línea de las manifestaciones de repulsa expresadas por el Gobierno, sindicatos y todas las fuerzas políticas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- IV Legislatura España
- Lucrecia Pérez
- Comisarías
- Crecimiento demográfico
- Dinámica población
- Gobierno de España
- Guardia Civil
- Adolescencia
- Inmigrantes latinoamericanos
- Jóvenes
- Juventud
- Inmigrantes
- Incidentes
- PSOE
- Xenofobia
- Inmigración
- Madrid
- Derechos humanos
- Legislaturas políticas
- Partidos políticos
- Migración
- Comunidad de Madrid
- Asesinatos
- Ayuntamientos
- Racismo