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Clinton y Bush repasan la Política exterior en su primera reunión para la transmisión de poderes

Antonio Caño

El presidente electo de Estados Unidos, Bill Clinton, comentó ayer que había mantenido una entrevista "fantástica" con el presidente en ejercicio, George Bush, en el primer encuentro que ambos sostienen desde las elecciones del 3 de noviembre. Después de esa reunión en la Casa Blanca, que duró casi dos horas e incluyó distintos temas relacionados con la transmisión de poderes, y en especial los asuntos de política exterior, Clinton recorrió una zona de la ciudad de Washington especialmente afectada por el tráfico de drogas y el crimen. El paseo por una calle de mayoritaria población negra coincidió con la hora en la que toda la atención del país estaba concentrada en el estreno de la película Malcolm X.

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Nada más llegar por primera vez a la ciudad que será su hogar en los próximos cuatro años, Bill Clinton se acercó a estrechar la mano del hombre con quien había intercambiado los más duros insultos duran te la campaña electoral. Vestidos con sendos trajes azul marino, ambos posaron sonrientes ante los fotógrafos, aunque no aceptaron preguntas de los periodistas antes de entrar a dialogar en la sala Roosevelt de la residencia presidencial.Algunos problemas de política exterior, que han estado muy abandonados durante la larga campaña electoral, concentraron la atención de Bush y Clinton, según el portavoz de la Casa Blanca, Marlin Fitzwater, aunque ambos debatieron también otros, asuntos relacionados con la economía y otras. particularidades de la transición. Al término de la entrevista, Clinton se limitó a comentar que el presidente había sido "muy simpático" y que le había transmitido sus "opiniones sobre muchas cosas".

George Bush comunicó su opinión por medio de una nota de prensa de la Casa Blanca en la que se informaba también del buen clima de la conversación y se expresaba "satisfácción",por la reunión.

El presidente Bush le había ofrecido a su sucesor un avión militar para trasladarlo desde su residencia en Little Rock (Arkansas) y, como albergue, la Blair House, la residencia que habitualmente utilizan los jefes de Estado extranjeros.

Pero Clinton rechazó ambas cosas. "No hemos querido ser descorteses, pero el presidente electo cree que se puede ahorrar dinero si lo hacemos a nuestra manera", dijo la portavoz de Clinton, Dee Dee Myers. Bill Clinton utilizó para el viaje el avión charter que ha usado durante su campaña electoral y prefirió dormir en una habitación del hotel Hay Adams, situado justo enfrente de la Casa Blanca, al otro lado de la plaza Lafayette.

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Cambio de domicilio

Con objeto de hacer más llevadero el mal trago de los Bush, Hillary Clinton no acompañó a su esposo en esta visita a la. Casa Blanca. La próxima primera dama recorrerá hoy la que será su residencia para, echar, en compaña de Barbara Bush, una primera ojeada a las habitaciones y el mobiliario. El matrimonio Clinton ha buscado ya una escuela pública en la que su hija Chelsea seguirá sus estudios en la capital.La habitación más íntima de la casa, el dormitorio, situado en el segundo piso de la Casa Blanca, es, quizá, la que exigirá mayores retoques para adaptarla a la nueva pareja. Se supone que los Clinton dormirán juntos en ella, como hicieron los Bush, los Reagan, los Carter y los Ford, pero antes esa habitación había sido utilizada como dormitorio privado de las esposas de Eisenhower, Kennedy, Johnson y Nixon.

Bush declaró el martes, con amargura, que la "transición es demasiado larga y demasiado ingrata". Bush ha encargado a una empresa inmobiliaria de Tejas la búsqueda en Houston de una casa para los próximos años. Todavía no se sabe si el presidente se dedicará a alguna labor profesional.

También ayer, se difundieron en Washington los resultados del informe oficial sobre la revisión de los archivos de Clinton por el Departamento de Estado durante la campaña presidencial. El informe concluye que la revisión no contó con la aprobación de altos funcionarios del Departamento de Estado o la casa Blanca, ni constituye un hecho que merezca un proceso criminal.

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