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La década mas seca del siglo se despide con los pantanos de media España más vacíos que en agosto

El temporal de lluvias que barrió la Península en octubre apenas ha paliado las consecuencias de la sequía. Malos augurios para el nuevo año hidrológico 1992-93, iniciado el 1 de septiembre. Las precipitaciones han aportado 731 hectómetros cúbicos a la reserva nacional, pero el reparto ha sido extremadamente desigual. Mientras en el Ebro ha habido que achicar agua de los pantanos, en la mitad sur el agua embalsada se encuentra a unos niveles inferiores a las reservas medidas a finales de agosto. La década más seca del siglo se despide con el pulmón de España -el Tajo- falto de oxígeno para su propia cuenca y su trasvase y con una tendencia a marcar aún más las diferencias entre el norte y el sur.

Si cuatro gallinas de un corral ponen dos huevos, la media productiva sale a medio huevo por gallina. Pero el cálculo no vale; los huevos son indivisibles. Lo mismo ocurre con el reparto de las lluvias en la Península.Las precipitaciones caídas durante el pasado mes de octubre han incrementado un 1,4% las reservas del conjunto nacional. Algunos embalses de la cabecera del Ebro (con un 38% más de agua que en 1991) y el Pirineo Oriental (18% más que el año pasado) han sufrido achiques para liberar espacio, ante la persistencia de las lluvias. En Cataluña se han llegado a recoger más de 300 milímetros por metro cuadrado, un registro muy superior a lo normal. En Galicia ha ocurrido otro tanto. El volumen global del agua embalsada en todas las cuencas ha aumentado un 0,5% con relación a las mismas fechas del año pasado. Según Antonio Labajo, subdirector general de Climatología y Aplicaciones, comparando este periodo con el del pasado año hidrológico, las precipitaciones han aumentado en la mayor parte de la Península y en todas las zonas que antes registraban valores inferiores a lo normal se ha producido una ligera recuperación.

Pero... las lluvias, como los huevos, no se parten en dos. En la cuenca norte, la capacidad de los embalses ha disminuido un 4%, y las precipitaciones han sido inferiores a lo normal en el sur de Extremadura y en toda la región del sureste. Las reservas del Guadalquivir han disminuido un 12%, y las de la cuenca del sur, un 10%. En Murcia y Alicante se mantienen e n índices inferiores al 25% de lo normal, según Antonio Labajo, y los embalses de Entrepeñas y Buendía, en la cabecera del Tajo ("el pulmón de España", en palabras de Borrell), de donde se nutren el trasvase Tajo-Segura y Las Tablas de Daimiel, se encuentran al 14% de su capacidad.

El alcalde de Buendía, Vicente Obispo, que va para los 45 años, no recuerda jamás un vacío tan grande como el que observa estos días cuando dirige la vista al pulmón de España. "Pueden verse los pueblos Isabela y Pollos, que siempre habían permanecido ocultos por el agua. Estoy descubriendo paisajes que antes no conocía. Mucha gente que tenía su chalet al borde del agua -de lo que parecía un mar inmenso-, ya ni siquiera la ven. Así que los que vienen a disfrutar del agua ven el panorama y se marchan. Es la ruina".

Las restricciones al consumo en Madrid continúan, a pesar del pequeño alivio del mes de octubre. "Cogió el suelo tan seco que se chupó todo loque llovió", dice Bernardo López Camacho, subdirector de Obras Hidráulicas en el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT). López Camacho sostiene que todavía no hay motivos de alarma, dado que la temporada en la que debe llover no ha hecho más que empezar, pero reconoce que se necesita que llueva más durante algunos meses.

El decreto de medidas urgentes para paliar la sequía aprobado en mayo se mantiene vigente hasta finales de 1993. "Por experiencia sabemos que si este año no se presenta húmedo las reservas tardan mucho tiempo en recuperarse", dice López Camacho.

El MOPT lleva invertidos desde marzo 51.000 millones de pesetas en obras destinadas al abastecimiento de agua y 3.800 millones en obras de emergencia para aliviar la sequía, según informa Europa Press. Los abastecimientos están garantizados, a excepción de las poblaciones que padecen déficit crónicos, y el suministro para regadíos se ha reducido a las cantidades mínimas de acuerdo con el ciclo agrícola de esta época, por fortuna para los regantes. Esta circunstancia alivia la tensión hidrológica de un año tan crítico como el que está a punto de concluir, pero sirve de escaso consuelo para los residentes en toda la mitad sur de la Península.

Bajo mínimos

Las cuencas del Tajo, Guadiana y Guadalquivir se encuentran bajo mínimos. Los embalses del Tajo se encontraban el pasado día 11 de este mes al 34% de su capacidad, un punto por debajo del agua almacenada el 26 de agosto; los del Guadalquivir están en su nivel más bajo del año (un 17,3%), igual que los del Segura, que alcanzan también el récord negativo del año (un 10,30%) con los del Júcar (28,3%). Las dos últimas cuencas y la del Guadiana a su paso por Extremadura disponen de menos del 25% de sus recursos normales para estas fechas.

Ante esta situación hidrológica y la tendencia climática que observan los meteorólogos a corto plazo -más lluvias en el norte, más sequía en el sur-, se cargan de razón los partidarios de actuar en favor del reequilibrio de los recursos del agua en España.

Fuentes del Ministerio de Agricultura se lamentaban hace unos días de la injustificada obstinación con que algunos colectivos se oponen a la construcción de embalses en aquellas zonas donde -al margen de su impacto ambiental- son la única alternativa para la supervivencia de los vecinos situados unos municipios más abajo.

¿Cambio climático?

El mes de octubre trajo oficialmente el fin de la sequía meteorológica. Es la época a la que corresponde el comienzo de llenado de los embalses para almacenar recursos de los que se ha de disponer en el verano siguiente. En opinión de Antonio Labajo, las precipitaciones de octubre anticipaban un buen comportamiento meteorológico. Pero esa línea se ha torcido y, aunque registra índices ligeramente superiores al otoño-invierno del año pasado (que fue muy malo), cierra una década de las más secas del siglo, según Bernardo López Camacho.¿Se puede hablar de cambio climático? "Tal vez todavía no. Hay que esperar un tiempo más", afirma Labajo. No obstante, en el Instituto de Meteorología observan que las precipitaciones se están ajustando muy poco a los modelos climáticos. "Tenemos una doble incertidumbre; por un lado, el desajuste respecto a la información global registra un comportamiento regular; pero en el caso de los modelos regionales, muchísimo peor, porque están muy mal simulados".

"La estructura de las precipitaciones está cambiando", asegura. "Cada vez tenemos menos días de lluvias, pero más convectivas, es decir, muy intensas y durante un espacio muy corto de tiempo sobre unas zonas determinadas, de manera que sus efectos son muy negativos". A este fenómeno hay que añadir otro, coyuntural, que margina al Sur de las últimas lluvias y es el apalancamiento de un anticiclón sobre las Azores. "Se ha instalado allí y bloquea todos los flujos de Poniente, que son los que reparten el agua por toda la Península en esta época".

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