Verdaderamente vergonzoso

Al igual que el título de nuestra carta, consideramos verdaderamente vergonzoso el trato recibido por parte de nuestra única compañía de comunicaciones telefónicas.Somos un grupo de estudiantes desplazados en Madrid y con pequeñas asignaciones económicas, por lo que no podemos permitirnos el lujo de contratar una línea telefónica privada. Esto nos obliga a hacer uso de los teléfonos públicos, de cuyo servicio estamos decepcionados.

En primer lugar, fueron los actos vandálicos sufridos por las cabinas los que nos obligaban a hacer colas interminables en las horas de tarifa económica.

Posteriormente, Telefónica, haciéndose cargo de las circunstancias, decidió instalar aparatos más robustos y, por tanto, menos atractivos para los vándalos. on modernas y revolucionarias máquinas que permiten tanto el uso de monedas de cualquier tipo como tarjetas telefónicas.

Cuando, por fin, estábamos contentos, sustituyeron la mitad de estos teléfonos por otros en los que las llamadas sólo pueden realizarse estando en posesión de la citada tarjeta.

Como cabía esperar, nos encontramos de nuevo entre la espada y la pared: tarjetas o colas de espera. Cuando por fin cedemos ante la necesidad, invertir en Telefónica, con la compra de tarjetas, nos encontramos con que las innovadoras máquinas fallan como escopetas de feria. Por todo esto, sólo nos queda la esperanza de que con el tiempo solvente el problema; no obstante, permítannos que lo dudemos.-

y dos firmas más. Alcalá de Henares,