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El Reino Unido acepta el fondo de cohesión a cambio de congelar ayudas a las regiones pobres de la CE

La actual presidencia británica de la Comunidad Europea ha propuesto a sus socios comunitarios congelar prácticamente durante cinco años las ayudas para las regiones menos desarrolladas de la CE, suministradas a través de los fondos estructurales, de las que España es, en términos absolutos, el principal beneficiario, según indican fuentes diplomáticas.

El Reino Unido ha suministrado el lunes a las capitales de los Doce el primer proyecto de conclusiones con cifras sobre las perspectivas financieras para la CE para el lustro 1993-97. El documento de 32 páginas empezará a ser debatido el lunes en Bruselas por los ministros de Asuntos Exteriores de los Doce que lo remitirán a la cumbre de jefes de Gobierno de principios de diciembre en Edimburgo (Escocia).Tras una primera evaluación, los altos funcionarios españoles que han examinado la propuesta consideran que el texto es acorde con la tradicional cicatería británica. "El documento es sesgado y unilateral", recalcó un diplomático.

Curiosamente, el proyecto británico asume las ideas de la Comisión Europea sobre el famoso fondo de cohesión, previsto por el Tratado de Maastricht, para alentar a los cuatro Estados miembros menos desarrollados -España,Portugal, Irlanda y Grecia- a cumplir los requisitos de la convergencia económica con sus socios más prósperos. Sólo así podrán acceder a la última fase de la unión monetaria.La presidencia británica preconiza dotar, a lo largo del lustro, con 1,4 millones de pesetas al fondo de cohesión. En 1993 su presupuesto se elevaría a 210.000 millones de pesetas e iría aumentando cada año en 35.000 millones hasta alcanzar los 350.000 millones en 1997.Por ser la más poblada de los pobres España aspira a recibir el 60% de ese fondo. El dinero de la cohesión deberá ser consagrado fundamentalmente en la Península a financiar hasta un 90% -el 10% restante lo aportaría el Estado nacional- proyectos de protección del medio ambiente y obras de infrastructura.

Los tres fondos estructurales, que sirven para fomentar el desarrollo de las regiones más pobres o impedir el declive de las viejas áreas industriales, se congelan, en cambio, en tomo a los 2,66 billones de pesetas anuales. Si prospera la iniciativa británica esas zonas recibirían, a lo largo del quinquenio, 2,63 billones menos que lo propuesto por la Comisión.

Ni que decir tiene que el proyecto británico está muy alejado del objetivo, enunciado por la Comisión en el llamado paquete Delors 2 a finales de 1991, de conseguir duplicar, de aquí a 1997, las ayudas destinadas a los cuatro países miembros cuya renta per cápita se sitúa muy por debajo de la media comunitaria. "Lo que nos ofrecen, por un lado, a través del fondo de cohesión, nos lo quitan por otro, a través de los fondos estructurales", recalca otro diplomático.El texto británico no menciona por su nombre, en contra de lo desado por España, a los cuatro países beneficiarios del fondo de cohesión aunque si insiste en que el cumplimiento de los criterios de eligibilidad debe ser revisado cada año. A propuesta de la Comisión europea y por mayoría cualificada el Consejo de ministros de la CE podrá excluir a un Estado del fondo si, a partir de 1996, deja de cumplir los requisitos de convergencia.¿Nuevos beneficiarios?"Cualquier otro Estado miembro que reuna los criterios podrá ser designado", precisa también el documento de Londres. La frase ha sido interpretada por algunos círculos diplomáticos como una manera discreta de dejar la puerta abierta a una eventual entrada en el fondo del Reino Unido. Su renta per cápita ha caído en picado tras la devaluación de la libra esterlina y su salida del Sistema Monetario Europeo.

El principal criterio para acceder al famoso fondo de cohesión es disponer de un Producto Interior Bruto por habitante inferior al 90% de la media comunitaria. Veinticuatro regiones del Reino Unido se sitúan en torno a ese nivel, otras ocho tienen un nivel de vida similar a la media comunitaria y sólo Londres se coloca holgadamente por encima. La renta per cápita nacional británica no ha disminuido aún lo suficiente como para convertirlo en beneficiario de la cohesión.

La propuesta británica coincidió con la formulación, el miércoles, por el presidente de la Comisión, Jacques Delors, de sugerencias tendentes a rebajar el crecimiento del presupuesto comunitario para el quinquenio 1993-97.

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