Al Gore, una nueva generación
JOSÉ MIGUEL LARRAYA El senador Al Gore es la otra cara de la moneda de Bill Clinton. Tienen en común la tierra (ambos son del sur), una edad parecida (44 años frente a 46), el físico (son apuestos) y una pasión: la política. Les separa su origen familiar (Gore es hijo de un ex senador de Tennessee), su carrera (que hizo en Washington, en el Congreso) y su servicio militar (Gore estuvo en Vietnam).
Casado y con cuatro hijos, moderado en política exterior y defensa pero radical en la defensa del medio ambiente y los derechos de los consumidores, tenía todo lo que se exige para aspirar a la Casa Blanca. Elegido senador por Tenneesse en 1984, tras ocho años como congresista por el mismo Estado, intentó en 1988 alcanzar la nominación del Partido Demócrata. La perdió frente al gobernador de Massachusetts, Michael Dukakis, que luego fue derrotado ampliamente por George Bush.
Esa derrota no le apartó de una de sus mayores vocaciones, la defensa del medio ambiente, y se concentró en la preparación de un libro The Earth in the balance (La tierra en la balanza), un manifiesto ecologista que le ha valido el mote despectivo de Mr Ozono, como le llaman los republicanos. El accidente que sufrió su hijo de seis años en 1989 y que lo tuvo al borde de la muerte (fue atropellado en su presencia) le concentró en su trabajo parlamentario y familiar, y le descartó de un nuevo intento de conseguir la nominación del partido en 1992.
Su elección por Clinton como candidato a la vicepresidencia consiguió unir a todos los demócratas..
Gore tiene buena formación académica, estudió en Harvard y entró en política a los 20 años en la campaña presidencial de 1968 de Eugene McCarthy, el candidato demócrata más a la izquierda, que mantuvo su candidatura contra la oficial cuando fue asesinado Robert Kennedy. Como la mayoría de los que nacieron a la política en torno a 1968, ha evolucionado hacia posiciones más moderadas y encama a la nueva generación que ha llegado al poder en EE UU.
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