El Frente de Salvación Nacional ruso se niega a acatar su disolución
La tensión política que está situando a Rusia al borde de una decisión drástica no remitió ayer. A la iniciativa del presidente Borís Yeltsin de prohibir por decreto el Frente de Salvación Nacional (FSN), la nueva organización que reúne a nacionalistas radicales y comunistas, los dirigentes del frente respondieron ayer tajantemente: "El decreto es ilegal y no vamos a obedecerlo".Al mismo tiempo, se difundieron unas declaraciones del propio Yeltsin en las que expresa su total desconfianza en que el Parlamento pueda contribuir a llevar adelante una "reforma radical", lo que no hizo más que acrecentar la sensación de que las cámaras legislativas pueden ser disueltas.
Los dirigentes del frente extremista compararon ayer la decisión tomada contra su organización con las que "solían tomar los primeros secretarios comunistas de los comités regionales contra los disidentes", en alusión al Yeltsin que dirigía el partido en SverdIovsk hace una década.
Asimismo, insistieron en que los documentos del frente "no violan en absoluto la ley" y van a ser enviados al Ministerio de Justicia para su registro. En su opinión, el decreto no va dirigido tanto contra ellos como contra el Parlamento y el Congreso de los Diputados del Pueblo.
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