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Un anciano mata a hachazos a su mujer en La Coruña y luego intenta suicidarse

La Guardia Civil descubrió el pasado miércoles en una casa de Paderne (La Coruña) el cadáver de una anciana de 70 años, tendido en una cama junto a su esposo, de 74, que presentaba heridas graves de arma blanca en el abdomen. Según las primeras investigaciones, el hombre, Marcelino Fernández Cachaza, que padecía trastornos psiquiátricos, asestó el. pasado domingo varios hachazos a su mujer, Josefa Sánchez Pico. Durante dos días permaneció en casa, junto al cadáver de su esposa, hasta que intentó suicidarse clavándose un cuchillo en el vientre.

Los vecinos de Paderne decidieron avisar a la Guardia Civil alarmados, porque desde el pasado domingo nadie había entrado ni salido de la vivienda en la que residía la pareja. En la puerta de la casa se acumulaban las bolsas que cada mañana dejaba el panadero del pueblo.El juez de Instrucción de Betanzos, acompañado de miembros del cuartel de la Guardia Civil de esta localidad, se presentó en en la vivienda de los ancianos el miércoles sobre las dos de la tarde. Tras llamar varias veces al matrimonio, sin obtener respuesta alguna, los agentes se vieron obligados a forzar la puerta porque estaba cerrada con llave. En el dormitorio descubrieron a la pareja, tendida sobre la cama, en medio de un gran charco de sangre.

Josefa Sánchez Pico estaba muerta, probablemente a consecuencia de varios hachazos que le habían desfigurado el rostro casi por completo. Su esposo aún se encontraba con vida, pero tenía gráves heridas en el abdomen, de donde le sobresalía parte de la masa intestinal.

El anciano fue trasladado al hospital Juan Canalejo, de La Coruña en donde fue intervenido quirúrgicamente a última hora del miércoles. Marcelino Fernández evoluciona favorablemente y no se teme por su vida, según informaron ayer fuentes del centro sanitario coruñés.

Dos días despúés

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Cuando fue hallado por los agentes de la Guardia Civil, el supuesto parricida sangraba abundantemente. De ello parece deducirse que el anciano no tomó la decisión de quitarse la vida hasta dos días después de haber matado a su esposa. En caso de haberse intentado suicidar nada más cometer el crimen, probablemente hubiera muerto desangrado antes de que los vecinos decidieran avisar a las fuerzas de seguridad, según fuentes de la investigación.

La Guardia Civil descartó que el matrimonio sufriese un asalto por parte de individuos no identificados, ya que la casa se encontraba perfectamente en orden. Voluntarios de la agrupación de la Cruz Roja local, que colaboraron en el traslado de Marcelino Fernández al hospital Juan Canalejo, explicaron que éste confesó a los agentes del instituto armado que él mismo mató a su esposa. Los agentes que intervinieron en el caso creen que el crimen se produjo el pasado domingo.

Marcelino Fernández ya estuvo ingresado en dos ocasiones en el sanatorio psiquiátrico de Conxo, en Santiago de Compostela. La última vez fue hace apenas medio año, según manifestaron ayer varios vecinos del pueblo.

Los habitantes de Paderne, un pequeño municipio rural situado entre La Coruña y Ferrol, sólo se explican el crimen por un súbito empeoramiento en el estado de salud del anciano. A pesar de sus problemas psíquicos, los vecinos de Marcelino Fernández tenían un buen concepto de él y aseguran que aparentemente nunca había tenido disputas con su mujer ni con otras personas del pueblo.

El anciano se había jubilado hace varios años y desde entonces llevaba una vida aparentemente apacible. El presunto homicida dedicaba la mayor parte de su tiempo a cuidar una pequeña huerta situada en la parte trasera de la casa. Según explicaron los vecinos, el matrimonio tenía un hijo de unos 40 años, cuyo paradero se desconoce por el momento.

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