Fin del aislamiento
El domingo, decenas de miles de personas se manifestaron en apoyo de los mineros. El pasado miércoles, un gran número hizo lo mismo en Westminster. (...) Con dos grandes manifestaciones sindicales en el espacio de una semana casi parecen haber vuelto los viejos tiempos. (...)¿Ha conseguido John Major lo imposible (...), hacer que los sindicatos resurjan de nuevo? ¿Ha deshecho el único gran logro de Margaret Thatcher: disciplinar a los sindicatos? (...) La razón por la cual los mineros recibieron tal apoyo popular fue porque habían sido derrotados a mediados de los ochenta, junto con el resto del movimiento sindical. Así nadie vio o ve a los mineros como una amenaza, sino como víctimas desprotegidas que necesitan apoyo. (...) Imagínese qué hubiera ocurrido si el NUM hubiera sido lo que fue en 1984, con Arthur Scargill exhalando fuego y azufre. El escenario habría sido bastante diferente. El Gobierno habría estado alerta del peligro, y la opinión pública, mucho más dividida. (...) Los sindicatos, de algún modo, parecen admitirlo. (...) Incluso Scargill parece haber cambiado su estilo, algo que se suponía imposible. (...) Su rehabilitación parcial no debe ser interpretada como una vuelta al pasado. (...) El gran cambio es que los acontecimientos de la semana pasada pueden ayudar a terminar con el absurdo aislamiento que labró Margaret Thatcher (...), y que la cooperación y no el enfrentamiento sea el camino a seguir.
, 27 de octubre
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