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Serra admite diferencias dentro del PSOE, aunque precisa que no afectan al proyecto del partido

El vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, admitió ayer la existencia de diferencias en el PSOE, aunque les restó importancia y las calificó de "detalles" ante la "unidad del partido en torno al proyecto, liderazgo y mensajes socialistas". Serra desplegó ayer una actividad pública inusitada, que se produce a menos de una semana de su polémica intervención en Barcelona solicitando la renovación de la vida política y del propio PSOE y tras filtrarse desde la cúpula socialista que había sido marginado de la campaña de 10 años de gobierno, que protagoniza la ejecutiva federal.

El vicepresidente del Gobierno compareció ayer ante el grupo parlamentario socialista para explicar la política del Gobierno sobre el tratado de Maastricht -en sustitución sorpresiva del ministro de Exteriores, Javier Solana- y también fue a dar una conferencia en la Confederación de Cámaras de Comercio. La clausura de una mesa redonda -con participación de Miquel Roca; Xabier Arzalluz y el responsable del área económica del Partido Popular, Luis Gamir- en la Fundación BBV, que también estaba prevista en la agenda de ayer de Serra, no contó finalmente con la presencia del vicepresidente.Serra negó ayer su marginación de la campaña del PSOE y aseguró que tenía tal solicitud de comparecencias desde el partido que le resultaban incompatibles con su actual prioridad, la del Gobierno. No se refirió sin embargo a la decisión del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC-PSOE) de no distribuir el tebeo en el que se explican los logros del Gobierno.

La repentina y abultada presencia pública de Serra no es casual, si se tiene en cuenta que es un hombre poco acostumbrado a las comparecencias. En medios socialistas, se atribuye a su propia voluntad y a la del presidente del Gobierno, Felipe González, de romper con la imagen de marginación que se le había atribuido y de lanzar un mensaje renovador, favoreciendo un clima de unidad.

El lunes mismo, el renovador Alejandro Cercas, miembro de la ejecutiva federal del PSOE, dio una explicación de esta estrategia, al señalar que "la renovación no es patrimonio de nadie y tiene que darse en el conjunto del partido". La estrategia de González, de Serra y de los críticos del guerrismo no es el ataque frontal a esas posiciones, sino el avance paulatino del mensaje renovador. Siguiendo esta estrategia, ayer Serra no sólo compareció ante los medios de comunicación junto al presidente del grupo parlamentario socialista, el guerrista Eduardo Martín Toval -con el que sostuvo una dura polémica el pasado mes de julio- sino que ante él insistió en la unidad del proyecto, mensaje y liderazgo del PSOE. "Los socialistas estamos unidos en el esfuerzo de acercar la vida política a los ciudadanos, de dignificar la actividad política, de acercar las instituciones democráticas a los ciudadanos y de luchar contra la corrupción", dijo Serra. Posteriormente, Serra dijo que no aceptaba: "la división del partido en esas etiquetas (guerristas y renovadores), ni que existan esas cofrontaciones a partir de etiquetas".

"Detalles que enriquecen"

Una hora después, sin embargo, y en otro escenario, como era el acto organizado por las Cámaras de Comercio -y flanqueado por el ministro de Industria, Claudio Aranzadi, y Guillermo de la Dehesa- admitió la existencia de diferencias en el PSOE. "En detalles hay diferencias que sirven para enriquecer el diálogo interno", dijo, y añadio, a renglón seguido: "imagínense lo aburrido que sería que hasta en los detalles hubiera unanimidad".La intervención de Serra ante el grupo parlamentario socialista, de casi tres horas de duración, se centró en la explicación de la campaña del Gobierno sobre el tratado de Maastricht y estuvo trufada de llamadas a la renovación.

Una de las claves de su mensaje fue, según los asistentes, su insistencia en hablar del futuro y no del pasado, en referencia a la campaña de explicación del partido sobre los 10 años de gobierno. El discurso de Serra no encontró objeciones entre los parlamentarios socialistas, donde el peso del guerrismo es considerable.

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