Vivir juntos
EN LA antigua Yugoslavia conviven la tragedia de los pueblos que allí hacen o padecen la guerra con la ópera un tanto bufa de los esfuerzos desarrollados en el extranjero por conseguir la paz o amortiguar el sufrimiento. En este momento, en la guerra, el conflicto atañe directamente a Bosnia-Herzegovina, territorio en el que confluyen las ambiciones nacionales de Serbia, Croacia y la propia Bosnia. Desde el principio de la guerra, el enemigo público eran los serbios, que se dedicaban a martirizar poblaciones como Sarajevo o Dubrovnic, a limpiar étnicamente las poblaciones que liberaban y a ocupar cuanto territorio pudieran.Bosnios y croatas -especialmente los que viven en Bosnia- actuaban hasta ahora como aliados informales en esta lucha; pero empieza a cundir la sospecha de que estos últimos lo que en realidad quieren es ponerse de acuerdo con los serbios para repartirse el territorio. Ello confirmaría el acuerdo firmado la pasada primavera por los líderes croata y serbio de Bosnia, Boban y Karadzic, para cantonalizar Bosnia y repartírsela. El presidente bosnio, el musulmán Alija Izetbegovic, que tiene que ceder constitucionalmente la presidencia de la república al croata Boban en diciembre, pretende poner un dique a las pretensiones croatas antes de marcharse, a sabiendas de que, dada su escasa fuerza militar, no tendrá más remedio que transigir. De ahí que anteayer aceptara por primera vez el principio de la división de Bosnia-Herzegovina en 9 o 10 cantones, aunque "sin atender a repartos étnicos". Su invocación a la necesidad de que "en el futuro deberemos vivir juntos" no tiene muchos visos de convertirse en realidad.
En un segundo orden de cosas, continúa en lo que se conoce como Federación Yugoslava (Serbia y Montenegro) el acoso al presidente serbio, Slobodan Milosevic, por el primer ministro, Milan Panic. Habiendo perdido el referéndum que obligaría a Milosevic a convocar elecciones anticipadas en Serbia, Panic las ha convocado en Yugoslavia para el próximo 13 de diciembre. Está seguro de que la popularidad de Milosevic está tan en baja que será derrotado, con lo que Panic obtendrá en las urnas la autoridad necesaria para imponer un proceso de paz.
Mientras tanto, en la escena internacional continúa la tragicomedia de la suspensión y reanudación de los vuelos de ayuda humanitaria a Bosnia. A los culpables tradicionales, los serbios, se han añadido ahora los croatas. Haría bien el Consejo de Seguridad de la ONU en amenazar e imponer a Croacia un embargo similar al que padece Serbia. En Serbia empieza a dar resultados; ¿por qué no en Croacia? Finalmente, ¿qué es lo que impide a la ONU aceptar el ofrecimiento de Washington de que su aviación imponga a la serbia el respeto a la zona de exclusión de vuelos militares sobre Bosnia? Se habría ganado una importante baza para la paz.
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