González reconoce que la cumbre de Birminghan no ha estado a la altura de las expectativas
El presidente del Gobierno, Felipe González, reconoció ayer en el Congreso que la cumbre del Consejo de Europa, que tuvo lugar el pasado viernes en Birmingham (Reino Unido), no ha estado a la altura de las expectativas creadas tras la crisis monetaria y económica que atraviesa Europa, pero "ha servido para recuperar un cierto clima de confianza en el proceso comunitario y despejar algunos interrogantes". El presidente del Partido Popular, José María Aznar trató de llevar el debate al terreno de la política nacional, sin conseguir que González entrara al trapo, y criticó a la "burocracia de Bruselas".
Felipe González, en un debate, monótono y sin novedades, reconoció que la cumbre de Birmingham ha tenido un carácter deliberante y de "transición hacia la de Edimburgo del próximo diciembre y no ha dado respuesta, por tanto, a la crisis económica y monetaria". "Es comprensible que haya un análisis crítico si se tiene en cuenta que la cumbre se produce en una situación de crisis monetaria y de baja actividad económica y no se ven cumplidas esas expectativas", señaló.Sin embargo, el jefe del Gobierno puso el acento en que la cumbre ha servido para preparar el terreno de la que se celebrará en diciembre en Edimburgo. "Esta cumbre ha descargado a la de Edimburgo de la discusión so bre las turbulencias monetarias y la polémica sobre la Unión Europea de los últimos meses", dijo González. A renglón seguido precisó que queda el camino des pejado para que en Edimburgo se aborde una solución al problema del voto negativo danés al Tratado de Unión Europea; al paquete financiero -"paquete Delors, II"-, que incluye los fondos de cohesión y la decisión de comenzar las negociaciones para ampliar la CE.
Tras insistir en la insuficiencia de un análisis profundo de la crisis económica y monetaria como punto débil de la cumbre, González apuntó como aspecto positivo la voluntad de reafirmar el proceso de convergencia europea.
El presidente del PP, José María Aznar, que acusó al Gobierno de tapar sus errores con la crisis europea, mantuvo una doble línea de actuación: crítica a la "burocracia de Bruselas" dentro de un camino de apoyo al proceso de Unión Europea, y un ataque a la política económica del Gobierno. "El mayor problema para nuestra integración europea lo tenemos en España. No sólo vamos mal, sino que empeoramos de mes en mes ante la falta de actuación del Gobierno", dijo Aznar de forma elocuente, y añadió: "La credibilidad y la confianza es algo que cada país debe conquistar por sí mismo".
A diferencia de González, Aznar mantuvo un apoyo crítico al modo de desarrollarse el proceso de unidad europea: el presidente del PP recordó Ias primeras y arrogantes respuestas al voto negativo de los daneses en junio, cuando altos dignatarios de la comunidad y no pocos eminentes políticos trataron despectivamente el acontecimiento". Y añadió: "Posiblemente, la cumbre de Birmingham haya sido el primer acto de modestia de quienes juzgaron mal la reacción danesa, que luego ha demostrado no reducirse a Dinamarca".
Abundó en su línea de crítica a la burocracia de Bruselas al señalar que una de las causas al rechazo del Tratado de Unión Europea ha sido "el secreto y la opacidad que se han manifestado como reglas constantes de los últimos años comunitarios". "La aprobación del presupuesto comunitario sin participación alguna de los parlamentos nacionales y puede servir como ejemplo máximo de esta verdadera anomalía democrática", señaló Aznar
El cuerpo a cuerpo entre González y Aznar, de tono bajo, se limitó a tres cuestiones: la consecución de mejores mecanismos de participación de los parlamentos nacionales en las decisiones comunitarias; la actitud ante el Sistema Monetario Europeo; y la salvaguarda de la identidad nacional en el proceso de unidad europea.
Aznar solicitó a González que Las Cortes debatieran previamente las posiciones que el Gobierno lleve a las cumbres comunitarias. Por su parte González insistió a Aznar en que "la identidad nacional no se siente amenazada por la ciudadanía europea". "Es un plus que se añade a la libertad de acción de nuestros pueblos", añadió el presidente.
El debate adquirió más viveza con las distintas actitudes de ambos políticos ante el Sistema Monetario Europeo (SME).
González concluyó que el éxito de la cumbre de Birmingham ha sido "el gran paso de ratificar el Tratado de Maastricht", y conjurar "los peligros de que se frenara este elemento decisivo".
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