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El miedo a la crisis empuja a Gobierno, sindicatos y patronal a buscar un gran consenso social

El miedo a la recesión económica ha empujado a Gobierno, sindicatos y patronal a buscar un gran consenso. Los primeros y discretos contactos se han iniciado ya con el objetivo de darle contenido. Entre las materias que se barajan están la política de rentas -no sólo salariales-, la fiscalidad, los tipos de interés, la protección social y el mercado laboral. La complejidad del temario y la forma que adopte el pacto -las centrales son reticentes a uno sólo y global- son dos de las principales dificultades. A ello se añade la proximidad de las elecciones generales, porque no hay unanimidad en dar al Gobierno un balón de oxígeno.

Un hombre puente, con buenas relaciones con los tres interlocutores sociales, está mediando y abriendo ese camino que se presenta muy complejo.La gravedad de la crisis económica y la previsión de una fuerte destrucción de empleo en 1993 es la razón por la cual los agentes sociales se plantean abordar unas negociaciones más ambiciosas que las que están en marcha sobre formación profesional, Consejo Económico y Social o anteproyecto de ley de huelga.

Gobierno, sindicatos y patronal, de hecho, han emprendido los contactos previos para ver las posibilidades de abordar un diálogo amplio que encuentre soluciones a la recesión económica, a las dificultades de las empresas, al aumento del paro y a la falta de competitividad internacional.

Comisiones Obreras ha dado una pista inequívoca en el consejo confederal de la pasada semana al dejar abierta la puerta a un pacto de rentas, pese a que algunos dirigentes intentaron impedirlo. Un responsable del sindicato asegura que "se puede hablar de salarios, pero a la vez queremos hablar de tipos de interés, que influyen igualmente en los costes de las empresas, y de fiscalidad". Esta central propone también discutir algún tipo de compromiso en política de vivienda, dentro de lo que denomina "políticas, selectivamente expansivas".

Para financiar todo ello, la solución que propone CC OO es modificar el objetivo de déficit público del 1% respecto al PIB para 1996, "porque obliga a un ajuste brutal", y limitarse a cumplir lo acordado en Maastricht, que admite llegar hasta el 3%.

En UGT quieren tener pruebas palpables de la voluntad negociadora del Gobierno y la mejor prueba para este sindicato sería el desbloqueo de las mesas negociadoras en marcha.

Presiones del PP

La patronal CEOE, que preside José María Cuevas, también está comprometida en el empeño, aunque, según un alto responsable, está recibiendo presiones del Partido Popular para que no facilite las cosas al Gobierno socialista, en un momento en el que las encuestas muestran un claro desgaste electoral del PSOE. Sin embargo, destacados sectores empresariales apuestan por un pacto de gran alcance y ya han hecho llamamientos públicos en este sentido el Círculo de Economía y el presidente de Banesto, Mario Conde. Tampoco hay unanimidad en UGT y en Comisiones Obreras sobre la conveniencia de facilitar ahora ese balón de oxígeno al partido en el poder.Una dificultad añadida para el futuro diálogo social es la forma que se le dará a las negociaciones, ya que los sindicatos llevan meses y años negándose a un pacto global. En cuanto a sus contenidos, la pretensión sindical es incluir la política de rentas -salariales y empresariales-, fiscalidad, tipos de interés, protección social, política industrial, vivienda y algún tipo de solución a la prevista congelación salarial de los empleados públicos. La CEOE quiere añadir la legislación laboral y otros elementos que permitan avanzar en la competitividad de las empresas.

La postura del Gobierno es la única que se ha dejado entrever públicamente. El vicepresidente Narcís Serra defendió el lunes la conveniencia de articular un pacto social para salir de la crisis. En una reunión con empresarios catalanes habló de ir a reformas estructurales que afecten a la Administración Pública, al mercado laboral, a la sanidad y a las exportaciones.

Serra pidió a los empresarios que aumenten su inversión y modernicen sus empresas. A los sindicatos les sugirió que acepten incrementos salariales compatibles con el crecimiento de los costes laborales unitarios europeos y el empleo.

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