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63 cuadros muestran en Madrid el esplendor del Siglo de Oro holandés

Utrecht fue capital durante el siglo XVII de un arte destinado a la burguesía

En la historia general del arte, la pintura holandesa ocupa un lugar destacado, y en el llamado Siglo de Oro, el XVII, vivieron y produjeron en la pequeña región de los Países Bajos un número enorme de artistas. Utrecht, la ciudad más importante hasta la Reforma, se convirtió en la capital de un arte que no iba destinado sólo a los poderosos, la nobleza y el clero. Un arte de burgueses y para burgueses. El Banco Bilbao Vizcaya presenta desde ayer, en sus salas de paseo de la Castellana, 81, la exposición titulada La pintura holandesa del Siglo de Oro: la escuela de Utrecht, compuesta por 63 obras.

Muchos consideran la escuela de Utrecht como la cuna de la pintura holandesa del siglo XVII. Tanto los estilos que desarrollaron los principales maestros como los géneros que popularizaron fueron fundamentales para importantes artistas como Rembrandt, Hals, Vermeer y Steen. La exposición que presenta el BBV incluye 52 obras procedentes de los Países Bajos, y el resto, de colecciones españolas, públicas y privadas. Un conjunto que permitirá no sólo acercarse a uno de los más importantes periodos del florecimiento de la pintura, sino contemplar una especie de álbum de familia de la época. Los comisarios de la muestra son el holandés Joos de Meyere y el español Juan José Luna.Los tres principales maestros holandeses del Siglo de Oro encontraron en la pintura italiana las fuentes del estilo que impondrían después de su retorno a Utrecht. Dirk van Baburen, Gerard van Honthorst y Hendrick ter Brugghen vivieron en Roma entre 1610 y 1620, a donde llegaron seducidos por la obra de Caravaggio. El gran maestro del claroscuro acababa de morir, pero los tres holandeses visitaron con asiduidad los talleres de sus discípulos, especialmente el de Manfredi, y pintaron cuadros en los que explotaban los impactantes efectos de una iluminación tenebrosa. La influencia caravaggiesca llegó a Utrecht, pero poco a poco fué disminuyendo en favor de una paleta más luminosa, aunque todavía se deja sentir en la obra de Rembrandt, Vermeer y Hals.

En los Países Bajos, durante el siglo XVII, las casas de los comerciantes y los que ejercían profesiones liberales -incluidas sus propiedades en las zonas rurales- solían ser decoradas con pinturas de los maestros de Utrecht en las habitaciones principales. La creciente clase media estaba formando sus nuevos hábitos conforme a un gusto propio y a los placeres de la vida que descubrían en el bienestar económico.

Los artistas de Utrecht se inclinaban en el XVI más por los paisajes marinos, pastoriles y arcádicos. En el XVII se introduce el gusto por las escenas cotidianas, las pinturas arquitectónicas y las naturalezas muertas.

Los paisajes representaban una nueva relación con la naturaleza, y los bosques habían dejado de ser lugares amenazadores, tal como los sentían los pobladores de la Edad Media. Las ciudades crecían y las pinturas con vistas arquitectónicas se hicieron muy populares, Las escenas de la sosegada vida diaria aparecieron también entre los temas preferidos por la escuela de Utrecht: las familias de este nueva clase social se veían por fin retratadas como eran.

Los burgueses de Holanda compraban los cuadros en los numerosos talleres de artistas que había en la ciudad. Aunque no hicieron en el siglo XVII muchos encargos a los pintores, fuera de los retratos.

No obstante, sí que los hacían, desde sus cargos políticos o sociales, para ayuntamientos, hospitales y otro tipo de asociaciones, como las populares sociedades de tiro. La célebre Ronda de noche (1622) de Rembrandt y los cuadros sobre guardias pintados por Frans Hals son ejemplos de esto.

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