Aute defiende la pasión ante lo racional

Luis Eduardo Aute no sabe exactamente qué número hace el recién editado Slowly en su discografía: son más de 25 años publicando discos. Sí está seguro de que recordará Slowly, ya que es su primer disco producido por Suso Saiz y realizado con ayuda del ordenador. Un trabajo que apuesta por el amor como remedio contra el exceso de lógica, el imperio de lo razonable y la dictadura de lo inevitable.

Como siempre, Aute mira al mundo que le rodea con perplejidad: "Me asombra, por ejemplo, que aquí no hay interés por la cultura francesa.- Me han dicho que mi canción Jacques no debería ir en el elepé, -sólo en el compacto, que casi nadie conoce en España a Jacques Brel. Es un poco terrible. Pasa lo mismo con el cine: es difícil encontrar en la cartelera una película a la francesa, que hable de los sentimientos, sin efectos especiales sin docenas de muertos, sin actores llenos de glamour"."Es uno de los síntomas", añade. Otro podría ser "la desaparición de cualquier programa de televisión que presente música en vivo, aparte de los acontecimientos que retransmite La 2. Te llaman de programas pero es para hablar de la infidelidad, del nuevo catecismo, que se yo, nunca de música. Ocurre algo parecido con las críticas de conciertos: contienen descripciones del público que ha acudido y poco más".Son síntomas de "este tiempo que vivimos, que es muy antipático, por no decir una palabra más fuerte. Ves a un concejal que echa a patadas a unos actores shakesperianos y no pasa nada. Estamos en la sociedad del des: desanimados, desencantados, desmotivados. De todas formas, no quiero hablar mucho de temas sociales o políticos. Cada vez me siento más burro, más analfabeto. No entiendo nada".

De su último disco, Aute afirma: "Slowly no tiene ningún misterio", explica con una voz que apenas capta el magnetofón. "La idea era hacer un trabajo lleno de diferentes tipos de canciones lentas bailables, las que aquí siempre se han llamado slows. Nos ha salido un disco muy consistente, sin los altibajos de trabajos anteriores".

Además está el sonido, nebuloso y sintético, sorprendente para Luis Eduardo Aute: "Ya había trabajado con Suso Saiz en un tema de Ufff!, mi anterior disco. He descubierto que con los ordenadores puedes manipular la música a tu gusto y preservar el espíritu inicial de cada canción. Ahora mismo, me hubiera gustado haberle perdido antes el miedo a las máquinas, haber colaborado más estrechamente con Suso". Slowly propone el amor como remedio contra el exceso de lógica, el imperio de lo razonable y la dictadura de lo inevitable. Por eso el disco comienza con dos frases de Casablanca y termina con un verso de La divina comedia: "El amor, que mueve el sol y las otras estrellas".