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Toros muy flojos y encastados en la Feria de Zaragoza

La casta de los toros de Cebada Gago lidiados en la sexta corrida de la Feria del Pilar, de Zaragoza, celebrada ayer, minó ostensiblemente el ánimo de los toreros, incluído Enrique Ponce, que tuvo el público a favor y cortó una oreja. Hubo lleno, en tarde fría fuera de la plaza, aunque confortable dentro del coso cubierto.Los toros, bien presentados, estuvieron, sin embargo, muy justos de fuerza, y el quinto no se tenía en pié. Los dos primeros exhibieron cierta bravura, mientras cumplió el resto.

Raúl Aranda (división de opiniones y ovación con ligeras protestas) dio largo trasteo al primer toro, sin relieve, y muleteó valientemente al cuarto, que, poco picado, se recreció en el transcurso de la faena.

Joselito (pitos y ovación con algunas protestas al saludar) no quiso ni ver al segundo. En cambio porfió voluntarioso al quinto, que estaba inválido.

Enrique Ponce (oreja; aviso y fuerte ovación) hizo dos faenas calcadas, ambas sobre la mano derecha, de gran pureza de líneas y estéticas pero también con ventajas, pese a lo cual se le entregó el público. Cuando esayó el natural, acabó dando latigazos. Mató mal al sexto y esto le impidió salir por la puerta grande.

Saludaron montera en mano, por sus pares de banderillas, los subalternos Juan Cubero, Mariano de la Viña y Antonio Tejero.

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