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El Tercer Mundo gasta en armas más dinero del que recibe para desarrollo

"Los países pobres gastaron en los años ochenta un 23% más en conseguir armas extranjeras que la cantidad que recibieron de los países ricos como ayudas al desarrollo". Conclusiones como ésta son las que recoge el informe mundial Gastos militares, sociales y crisis ecológica.

La organización norteamericana World Priorities Institute, responsable del estudio, destaca que en los países del Tercer Mundo hay ocho militares por cada médico y que "las Fuerzas Armadas son el mayor contaminante de la Tierra: en EE UU producen anualmente más sustancias tóxicas que las cinco principales empresas químicas juntas".

Gastos militares, sociales y crisis ecológica incide, como muchos de los documentos publicados en los últimos meses por organismos internacionales -desde el Worldwatch Institute a los programas de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo-, en el abismo que separa a países pobres y ricos, y en cómo el flujo económico es mayor del Sur hacia el Norte que al contrario. Y concluye: "Las compras globales de armas anularon el estímulo al desarrollo de los programas de ayuda".

Oriente Próximo fue, con gran diferencia, el mayor comprador de armas extranjeras. En total, los gastos militares globales superaron en 1990 los 90 billones de pesetas; y en términos reales fueron un 60% superiores a los gastos medios anuales en la década de los setenta; lo que lleva a la redactora del informe y directora del instituto, Ruth Leger Sivard, a dudar sobre los efectos del final de la guerra fría.

Ruth Leger Sivard trabajó en los años sesenta y setenta para el Gobierno de Estados Unidos como jefa de la división económica de la Agencia para el Control de Armas y el Desarme. En 1991 esta publicación recibió el Premio Pomerance, concedido por las Naciones Unidas a las ONG que trabajan por el desarme. La edición de este año, que hace balance de la década pasada, será próximamente publicada en español por el Centro de Investigaciones para la Paz,

Muertes y precios

Según el informe, la proporción de muertes de civiles por acciones de guerra aumenta. Mientras que en los años ochenta la media fue de un 76% del total de muertos, en 1990 fue del 90%.

El análisis de la evolución de precios de la industria armamentística señala que, desde la II Guerra Mundial, los precios del material de alta tecnología estadounidense se han multiplicado por 200, mientras que el resto de los productos cuestan sólo siete veces más. Pone algún ejemplo: "El precio de un submarino balístico representa el doble de los presupuestos de educación de 18 países pobres con más de 129 millones de niños en edad escolar". "En 30 años, el gasto mundial en armamentos superó en 200 billones de pesetas el gasto público en educación y en 600 billones el de sanidad".

El informe destaca dos datos positivos: "Las posibilidades de que una nación agresora salga victoriosa se reducen. En los ochenta, sólo el 18% de los países que comenzaron una guerra la ganaron". "El número de pruebas nucleares realizadas por las potencias nucleares alcanzó en 1990 el nivel más bajo desde 1960".

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