Bangemann insinúa que quien rechace la integración debería dejar la CE

Los socios comunitarios que rechacen una mayor integración deberían pensar en si no les conviene más dejar el grupo de los Doce, según manifestó ayer el alemán Martin Bangemann, vicepresidente de la Comisión Europea. El ministro germano de Exteriores, Klaus Kinkel, garantizó que París y Bonn, los motores de la Comunidad Europea (CE), no patrocinarán una mini Europa aun en el caso de que otros países comunitarios rechacen el Tratado de Maastricht.

El más alto representante germano en el ámbito de la CE, comisario de temas industriales y mercado único, indicó ayer en el congreso que el Partido Liberal alemán celebra en Bremen que el hipotético abandono por algún socio del club de los Doce no debería entrar en el actual debate sobre la ratificación del Tratado de Unión Europea. Bangemann dijo, sin mencionar nombres, que Europa sólo podrá avanzar y desarrollarse si la mayoría de los europeos así lo desea."Quien rechace una mayor integración debería preguntarse si es que de verdad desea seguir perteneciendo a la Comunidad", señaló el vicepresidente de la comisión ante su auditorio. "Esto es algo que todavía no plantea Maastricht, pero en el futuro sólo podremos desarrollar la Comunidad con el apoyo de la mayoría de los ciudadanos".

Bangemann abogó por la votación mayoritaria en la futura introducción de reformas en los tratados comunitarios como medio de evitar que un solo país pueda convertir a los restantes en rehenes de su voluntad. "Ésa es la lección que hay que extraer del no danés", sentenció.

Ratificar Maastricht

El también liberal Kinkel habló tras Bangemann, con un tono menos agresivo. El Parlamento de Bonn ratificará Maastricht en diciembre y se reservará el derecho a. revisarlo en 1996 o después, antes de acceder a la creación de una moneda comunitaria. "Ningún Gobierno alemán aceptará la tercera fase [de la unión monetaria] sin antes estar seguro de que cuenta con el apoyo del Parlamento", advirtió. La perspectiva de la desaparición del marco, a la vez la más fuerte de las divisas comunitarias y el símbolo de la identidad de la Alemania de la posguerra, hace que Maastricht no termine de gustar a todos los alemanes.

Kinkel hizo hincapié en que Alemania y Francia no van a crear una mini Europa si otros países rechazan Maastricht, y expresó su confianza en que había pasado lo peor de la tormenta anglo-germana con motivo de las relaciones libra-marco. "Es muy importante para nosotros mantener muy buenas relaciones con el Reino Unido", aseguró.

Las palabras de Kinkel sobre la mini Europa, reiteración de las de Helmut Kohl, no tranquilizan a algunos de los socios pequeños de los Doce. El primer ministro holandés, Ruud Lubbers, ha escrito al primer ministro británico, John Major, presidente de turno de la Comunidad, para pedirle que convierta la cumbre del próximo día 16 en Birmingham en un acto de fe y unidad comunitaria, según el diario londinense The Daily Telegraph, que citaba ayer a un alto funcionario. Lubbers cree que una Europa a dos velocidades será dañina para los países más pequeños.