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Francia acepta un retraso de meses en la ratificación británica de Maastricht

John Major no viajó ayer en balde al palacio del Elíseo. Tras una hora y media de conversación con François Mitterrand, el primer ministro británico declaró que había encontrado a su anfitrión "muy comprensivo y en absoluto impaciente". "Todos estamos de acuerdo", dijo Major, "en que la Comunidad Europea (CE) tiene que avanzar a doce. Nadie desea la Europa a dos velocidades". En prueba de buena voluntad, Francia anunció su disposición a aceptar un "ligero retrasó" de algunos meses en la entrada en vigor del Tratado de Maastricht, prevista en principio para el 1 de enero de 1993.

Major, que había acudido a París en busca de ayuda para su dificil tarea de conseguir la ratificación británica del tratado, recibió la promesa de que Francia le concederá algo de tiempo. No demasiado, porque Francia, al igual que Alemania, no desea que el proceso abierto en Maastricht se retrase indefinidamente. Pero sí algún que otro mes suplementario.A primeras horas de la tarde, cuando Major estaba a punto de aterrizar en París, el Ministerio francés de Asuntos Exteriores anunció que, "a 5n de tener en cuenta los problemas británicos", Francia está "dispuesta a aceptar un corto retraso" en la entrada en vigor del tratado. Preguntado por el nuevo plazo aceptable para Francia, Daniel Bernard, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, citó "el próximo mes de enero", es decir, apenas unas semanas más de la fecha prevista en Maastricht.

"Nadie ignora que los británicos partidarios de la ratificación se ven enfrentados a una incómoda situación en los Comunes", dijo Bernard. "Francia", añadió, "no quiere complicarles la tarea. Por el contrario, desea mostrarse flexible para que este asunto pueda ser resuelto sin. grandes traumas".

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En esa misma línea, un portavoz del Elíseo declaró: "No ocurrirá nada dramático si Major no puede someter la ratificación del tratado a la Cámara de los Comunes antes del 1 de enero". Fuentes oficiosas del palacio presidencial francés subrayaron que donde Daniel Bernard dijo oficialmente enero, puede entenderse "algo más de tiempo, no demasiado".

En una palabra, Major y su colega danés Poul Schlüter tienen un respiro para conseguir que sus países no se desenganchen del carro comunitario.

Major había viajado a la capital francesa con la voluntad de tranquilizar y ser tranquilizado. Quería reiterarle a Mitterrand su deseo de conseguir la ratificación británica. También pedirle paciencia y argumentos, y obtuvo ambas cosas. A la renuncia francesa a que se cumplan estrictamente los plazos previstos en Maastricht, Mitterrand añadió el apoyo de su país a la vieja lucha británica contra la burocracia de Bruselas.

Delimitar competencias

La "declaración interpretativa" que se adoptará en la cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno comunitarios de Birmingham, profundizará el principio de subsidiariedad, que delimita estrictamente las competencias entre los Estados miembros y la Comisión Europea.

"Mitterrand y yo", declaró Major al término de su entrevista con el presidente francés, "estamos de acuerdo en la necesidad de introducir algunos cambios en el funcionamiento de la Comunidad, en particular el hecho de que el proceso de toma de decisiones debe ser más abierto y debe permitir más claramente la expresión de las identidades nacionales".

El primer ministro británico también deseaba escuchar del presidente francés la promesa de que Francia y Alemania no van a dejar atrás al Reino Unido. Le angustiaba la idea de la "Europa a dos velocidades" y, en concreto, la posibilidad de que franceses y alemanes establecieran una prematura unión económica y monetaria.

Mitterrand lo tranquilizó. Le reiteré el rechazo a la "Europa a dos'velocidades", y también le aseguró que Francia mediará entre británicos. y alemanes, enfadados desde la reciente crisis del Sistema Monetario Europeo. A condición, claro está, de que el tren de Maastricht no descarrile en Londres.

El primer ministro británico, John Major, calificó de "extremadamente útil e interesante" su entrevista con el presidente francés, al tiempo que anunció que continuará viendo a otros líderes europeos para preparar la cumbre extraordinaria de la Comunidad Europea prevista para el próximo 16 de octubre en Birmingham.

La "declaración interpretativa" de Maastricht en la que todo el mundo dice estar de acuerdo será el gran argumento esgrimido para que los partidarios británicos y daneses del polémico tratado intenten ganar para su causa a sus respectivas opiniones públicas a lo largo de los próximos meses.

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