'Espaldas mojadas' en pensiones de Irún
Para ir al norte hace falta pasar frontera
No sólo en las fronteras del sur hay espaldas mojadas. Bares y pensiones de Irún (Guipúzcoa) y las estaciones de tren de ese municipio y de San Sebastián sirven de contacto a los pasadores e ilegales antes de cruzar clandestinamente la frontera. Los inmigrados, en su viaje hacia el norte, tienen como meta un país del centro de Europa.
El 80% de los ciudadanos que atraviesan los pasos fronterizos, según datos de la policía, son detenidos o devueltos a sus países. Las cifras que pagan los ilegales, la mayoría procedentes del Magreb, oscilan entre las 30.,000 y las 100.000 pesetas. Pero el tráfico no tiene una sola dirección. En los últimos meses se ha incrementado el paso de Francia a España de ciudadanos polacos y chinos. Los contactos en estos casos se establecen en la estación de Hendaya (Francia).Las estafas de que son objeto los ilegales que llegan a España con la intención de atravesar la frontera hacia Francia y desde allí pasar a Italia o Alemania para buscar un empleo comienzan, en muchos casos, en la adquisición de los pasaportes. El envío de los datos de identificación, una fotografía y una cantidad de dinero a una dirección en Miami (EE UU) hace acreedor al que paga (20.000 pesetas es el precio) de un pasaporte de ciudadano del mundo que no tiene ningún valor.
Estafas de contrabandistas
Aquellos que no desean arriesgarse a pasar por los puestos de policía, indican agentes destinados en el puesto fronterizo de Irún, son los que entran en contacto con los mugalaris o contrabandistas.
Éste ha sido el caso de un grupo de 16 extranjeros que fueron estafados recientemente por cuatro vecinos de Irún. Entraron en contacto con los pasadores en la estación de San Sebastián, previo pago de cantidades que oscilaban en torno a las 100.000 pesetas, y se les prometió llevarles hasta Turín (Italia). En realidad, todos ellos fueron abandonados en una carretera francesa, dentro del remolque de un camión, a 150 kilómetros de la frontera de Irún. El conductor del vehículo huyó con la cabina tractora y les conminó a que estuvieran callados y no hicieran ruido.
Horas después, los ocupantes del remolque comenzaron a tener hambre y frío, según los testimonios que prestaron ante la policía. Descendieron del remolque y comenzaron a vagar por los municipios próximos al lugar. La policía francesa les detuvo y les devolvió a España. Dos de ellos tenían la documentación en regla y podían haber cruzado la frontera sin ningún problema. Otros cuatro habían solicitado regularizar su situación en España, por lo que no podían ser expulsados. El resto eran ilegales y fueron devueltos a Marruecos.
Las redes de traficantes de hombres extienden sus tentáculos hasta puntos alejados de la frontera vasca. Se han observado contactos, indica la policía, en las estaciones de ferrocarril de Salamanca, Algeciras o Barcelona, adonde se traslada algún miembro de las organizaciones de contrabandistas de hombres para intentar convencer a todo aquel que tiene la piel oscura de que con sus servicios no va a tener problemas pata atravesar la frontera.
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