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Los ministros de Economía se reúnen mañana en Bruselas para intentar resolver la crisis del SME

Lluís Bassets

Los ministros de Economía y Finanzas de los Doce se reunirán mañana en Bruselas por primera vez después de la tormenta monetaria que sacudió al Sistema Monetario Europeo (SME). El orden del día, fijado antes del verano, preveía discutir los últimos flecos de armonización del IVA, la ayuda al Este y el plan de presupuesto para los próximos cinco años. Pero el plato fuerte de la reunión será la preparación de la decisiva cumbre de Birmingham, donde los jefes de Gobierno y de Estado de los Doce deberán intentar un relanzamiento de la construcción europea.

La idea de una unión monetaria reducida, en la que sólo participen cinco países (Alemania, Francia y los tres del Benelux); la posibilidad de crear una banda de fluctuación mínima de un 1% para el grupo de cabeza en la marcha hacia la moneda única y la eventualidad de acelerar la ampliación de la CE hacia países que cumplan los criterios de convergencia y que puedan añadirse a Unión Económica y Monetaria, son algunas de las ideas barajadas durante toda la semana en declaraciones e intercambios de impresiones entre los dirigentes europeos.

Los ministros evaluarán también el alcance de la catástrofe monetaria, que ha mermado las reservas de divisas de algunos países, e intentarán extraer sus lecciones de esta crisis. Tres ministros, los de Irlanda, España y Portugal, acuden a la reunión tras dictar medidas de limitación de la circulación de capitales que suponen un retroceso temporal en la marcha hacia el Mercado único. Otros dos, Italia y Gran Bretaña, asisten con sus respectivas monedas fuera del SME.

Casi todos, menos el alemán Theo Waigel y los pertenecientes a la zona marco, llegarán con los bolsillos vacíos después de gastar gran parte de sus reservas en defender las divisas propias. Pero la pérdida más sensible que notarán mañana los ministros de Economía reunidos en Bruselas será la de la confianza mútua y la de la lealtad comunitaria, dañadas por la tormenta monetaria.

Fondos de cohesión

El orden del día ordinario del Consejo incluye otro plato picante, como es la discusión del llamado paquete Delors II, nombre con el que se conoce el proyecto de plan presupuestarlo para los próximos cinco años.

La actual fase de discusión es muy preliminar, de forma que la presidencia británica ha levantado un mapa de las posiciones de cada uno de Los Doce, a partir de una encuesta de 89 preguntas formuladas a cada uno de los Estados miembros. En su planteamiento original, la propuesta del presidente de la Comisión, Jacques Delors, era llegar a un aumento de hasta el 37% en 1997 del gasto comunitario, la mitad del cual debía estar destinado a ayudas regionales. Los aires de crisis económica y las divergencias entre los Doce han rebajado ampliamente las perspectivas de un aumento tal de los presupuestos.

El debate sobre el paquete Delors no tiene ningún sentido sin Maastricht, pues muchas de sus partidas se desprenden de las políticas acordadas en el Tratado de la Unión. Este es el caso de los fondos de cohesión. Los negociadores españoles han asegurado que no rebajarán ni un ápice sus exigencias.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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