Los cubanos celebran safisfechos el cese del temido Carlos Aldana
Sólo unas horas después de que el Partido Comunista de Cuba (PCC) comenzase a informar a sus militantes que Carlos Aldana había sido cesado, la noticia saltó a la calle y se extendió como un reguero de pólvora. Aldana, de 50 años, era el ideólogo del PCC y su popularidad dentro de la isla caribeña no era la mejor.
Aldana, desde su puesto en el comité central criticó a los intelectuales, fue intransigente con la prensa nacional y pidió firmeza en la lucha contra las "partes blandas" de la sociedad. Su doble imagen de reformista en el exterior pero de hombre poderoso, frío y calculador en el interior, le forjaron fama de ambicioso, y este es uno de los motivos por el que muchos cubanos expresaban ayer su satisfacción por la caída de una persona a la que se llegó a temer.Aldana, de quien se dijo en Miami que preparaba un golpe de Estado en Cuba mientras el presidente Fidel Castro visitaba España, concentró en sus manos mucho poder en poco tiempo y lo ejerció de forma implacable. Colocó hombres de su confianza en puestos clave tanto del partido como del Estado.
"Las causas de su destitución no son políticas, pero en caso de que lo fuesen Aldana habría sido cesado por la forma en que movió sus piezas, como colocándose para el futuro", aseguraba ayer un funcionario cubano.
Según varias fuentes en La Habana, el elemento que desencadenó la caída de Aldana fue la detención por corrupto de Eberto López en junio, representante en la isla de la firma Sony y amigo personal del dirigente comunista.
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