Negocios para un porvenir inseguro
Las academias privadas ofrecen un brillante futuro en la boca del metro
"El futuro en tus manos", "Interesante, atractiva, con futuro", son algunos de los reclamos con los que las academias privadas ofrecen sus servicios. Informática, idiomas y contabilidad forman parte del programa básico de Meryland, Top Manager, el Instituto Europeo de Comunicación y Marketing y otras academias parecidas. Sus bolsas de trabajo prometen empleos al final de los cursos, que cuestan entre 8.000 y 50.000 pesetas al mes. Los alumnos son estudiantes, empleados y parados que anhelan una posición mejor. En octubre se abren los nuevos cursos.
Son poco específicos y se dirigen a todo el mundo; los folletos de publicidad se reparten en el metro. Las academias abonan los sueños de una profesión atractiva. En el Instituto Europeo de Comunicación y Marketing algunos alumnos lo han conseguido: trabajan ahora como profesores en su propia escuela.
Las deficiencias en la enseñanza oficial parecen ofrecer un vasto campo de negocios para las escuelas privadas. "Hay un auge de academias de idiomas e informática, porque las empresas exigen estas materias y las instituciones de enseñanza del Estado todavía no las dan o las dan mal", explica Antonio Gutiérrez, de Meryland.
Marta, que estudia tercero de Económicas en la Universidad Carlos III, se tiene que apuntar a un curso de inglés. Su universidad exige un examen de este idioma al licenciarse los alumnos, pero la carrera carece de esta asignatura. Las academias privadas proporcionan prácticas que en las universidades faltan.
Otro grupo importante entre los alumnos son los parados o los empleados que quieren ascender, como por ejemplo Carlos Mencía Arenas, que hasta ahora instalaba teléfonos para la Telefónica. Después de su cursillo de contabilidad de un mes, espera encontrar "un trabajo bien remunerado en una oficina".
Para colocar a sus alumnos, las academias ofrecen bolsas de trabajo, que a menudo prometen más de lo que pueden cumplir. Se trata simplemente de los contactos entre un centro y las empresas que se dirigen a él para cubrir un puesto vacante. Las ofertas dependen del prestigio y la experiencia de las escuelas.
Los profesores de estas escuelas a menudo cobran poco y no son siempre especialistas en su materia.
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