Un sector del Gobierno acusa a Solchaga de crear incertidumbre política y económica
La propuesta del ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, de realizar una lectura "flexible" del Tratado de Maastricht y de ampliar los plazos de la convergencia con Europa, a la vista de los resultados del referéndum francés y de! las vicisitudes monetarias, ha provocado una reacción de malestar en un sector del Gobierno. En los ministerios de Exteriores, Defensa y Agricultura, cuando menos, se opina que "las declaraciones de Solchaga son inoportunas, pues es algo así como ponerse la venda antes de la herida" y dejan en mal lugar a la Presidencia del Gobierno y al Ministerio de Exteriores"
Desde otros ministerios, como el del Portavoz del Gobierno y el de Administraciones Públicas, ayer se realizaba, sin embargo, otra interpretación, más benigna, de las palabras de Solchaga. En la misma línea se situaban, además del secretario de Estado de Hacienda, Antoni Zabalza, el ministro de Agricultura, Pedro Solbes, y el secretario de Estado para la CE, Carlos Westendorp.Pese a las polémicas declaraciones de Solchaga, unos y otros insisten en que la unanimidad en el Gobierno es total en cuanto al mantenimiento del texto del Tratado de Maastricht". "Nosotros no tenemos ningún Jean Pierre Chévénement (ex ministro de Defensa francés y socialista). El problema es la inoportunidad de unas declaraciones del ministro de Economía y Hacienda", dicen los críticos. En todo caso, el Gobierno ha pasado de la euforia del sí al realismo de la escasa mayoría, lo que provoca posiciones matizadamente dispares.
Incertidumbre y confusión
Las voces críticas de los ministerios precisaron que las declaraciones de Solchaga crean incertidumbre en el mercado monetario y confusión en la opinión pública". "Es el momento de ser cautos. Si creas incertidumbre en los mercados de cambios, pueden atizar a la peseta", señalaron.Javier Solana, ministro de Asuntos Exteriores, expresó ayer en Nueva York el deseo de que la cumbre de los jefes de Gobierno de la Comunidad Europea (CE), convocada el 16 de octubre, confirme "el compromiso de los Doce de seguir adelante a la máxima velocidad posible y manteniéndose fieles a los principios del Tratado de Maastricht", informa Ignacio Cembrero.
El ministro para las Administraciones Públicas, Juan Manuel Eguiagaray, restaba ayer importancia a las declaraciones de Solchaga: "Esas declaraciones están hechas con la vista puesta en el Sistema Monetario. Internacional. No en el Tratado de Maastricht. Yo creo que Solchaga ha visto el ambiente que había en el Fondo Monetario Internacional y, particularmente el. problema del Reino Unido, y ha planteado que se estudien mecanismos de integración para daneses y británicos, precisamente para que el proceso no se ralentice".
Pese a las reservas existentes en Agricultura sobre la oportunidad de las declaraciones de Solchaga, su titular, Pedro Solbes, dijo ayer que "el alargamiento de los plazos de convergencia" propuesto por Solchaga "entra dentro de un esquema lógico". "Es cuestión de discutir si el contexto económico en el que se propusieron los objetivos de convergencia se da ahora y hace falta cambiar o no las cosas", añadió. Solbes sigue. pensando "que las fechas son importantes, pero a la vez hay que ser realista y quizás habrá que discutirlas".
También admitió la posibilidad de "nuevas interpretaciones del texto". "Los trabajos que hemos de hacer son de clarificar qué significa Maastricht y qué es lo que queremos decir en el tratado", dijo. "No hay transferencia de soberanía, ni hay reforzamiento de la Comisión Europea; al revés, es el Consejo el que sale reforzado", argumentó.
El secretario de Estado para la CE, Carlos Westendorp, también piensa que "es posible hacer aclaraciones o interpretaciones que faciliten las cosas".
Euforia y realismo
Entre las interpretaciones posibles, Westendorp considera que el tratado ofrece la posibilidad a sus firmantes de descolgarse de la Unión Económica y Monetaria. "Los países que no puedan o no deseen estar tienen la posibilidad, como Gran Bretaña, del opting-out, al igual que sucede con los criterios de convergencia", dijo. En el debate francés sobre Maastricht, los partidarios del no insistían, en cambio, en la dificultad de aceptar la obligatoria incorporación a la UEM por parte de once países frente a la excepción británica recogida en el propio tratado.Solana restó importancia al anuncio del primer ministro danés, Poul Schlüter, de la convocatoria de un referéndum a mediados del año próximo, para que los daneses se pronuncien sobre su vinculación con la CE. "No hay ninguna variación en la postura de Dinamarca", recalcó. "Lo que de verdad cuenta", agregó, "es la confortable mayoría o la práctica unanimidad con la que los Doce descartaron aquí reabrir el Tratado".
El Gobierno se mueve desde la euforia al realismo. "El efecto jurídico del sí es muy importante, pero políticamente no está tan claro porque han aflorado todas las viejas desconfianzas hacia la unidad europea. Está claro que no se supera el estado nacional tan fácilmente y que se van a necesitar generaciones para asumir de forma masiva el proyecto europeo", reconocía ayer el ministro de Defensa, Julián García Vargas.
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