Holanda subvenciona la cumbre ecologista de energía en Madrid y no lo hace España

La Conferencia Mundial de Energía para un Mundo Sostenible, que reúne en Madrid a 300 personas de todo el mundo que discrepan con los actuales modelos energéticos, no ha recibido ninguna ayuda económica de la Administración española y sí de la holandesa. Ladislao Martínez, portavoz de la Asociación Ecologista de Defensa de la Naturaleza (Aedenat), organizadora del congreso, declaró ayer: "La Secretaría de Estado para las Políticas de Agua y Medio Ambiente nos estuvo prometiendo cinco millones de pesetas, pero al final no hemos recibido nada. La convocatoria se ha podido llevar a cabo gracias al apoyo de la Comunidad Europea y sobre todo del Ministerio de Asuntos Exteriores de Holanda, que ha pagado los viajes a los participantes procedentes del Tercer Mundo".

Esta reunión se viene celebrando tradicionalmente en la ciudad anfitriona del Congreso del Consejo Mundial de la Energía, que comienza hoy en Madrid. En su primer día de sesiones, los asistentes a la conferencia destacaron que "la riqueza del Norte se basa en la existencia misma del Sur, que cada vez es más Sur, más pobre".

Cecilia Fortes, coordinadora de la Red Latinoamericana de Acción Climática, recalcó que "el mundo industrializado debe ser consciente y aceptar la responsabilidad acarreada por un patrón de consumo energético exacerbado. Al Tercer Mundo se le pide que controle la población, que plante más árboles, y ahora que, Latinoamérica en concreto, se endeude todavía más adquiriendo tecnologías limpias a los países desarrollados".

El ejemplo danés

Dinamarca se ha convertido en este congreso en uno de los mejores ejemplos sobre la aplicación de las energías renovables -solar y eólica, principalinente-, que ya suponen un 6% del total de consumo en este país. Jorgen Norgard, de la Universidad Técnica de Dinamarca, dijo que las experiencias en este país han llevado a la conclusión de que se puede mantener los mismos niveles de comodidad y bienestar, consumiendo sólo un tercio de la energía actual. Para ello, señaló que la tecnología debe conseguir menor consumo energético de las máquinas, pero que los hombres deben contribuir con el ahorro y un cambio total de mentalidad.

En el otro extremo, de las experiencias, en el Sur, Lucía de Andrade, de la Comisión Pro-Indio de Sao Paulo (Brasil), comentó los desastres que suponen los grandes embalses para el medio ambiente y los pueblos indígenas. Explicó que el plan energético del Gobierno brasileño proyecta la construcción de 79 centrales hidroeléctricas en plena Amazonia para el abastecimiento de energía a empresas de extracción de minerales y metalúrgicas. Ahora hay cinco, y la construcción de una sola de ellas, la de Tucurui, acabada en 1985, supuso la desforestación de 2.430 kilómetros cuadrados.