Suspense en Chez Lipp
FELICIANO FIDALGO, En esta noche, vigilia del referéndum francés sobre Maastricht, justo en mi asiento de terciopelo rojo, en un rincón del restaurante mundialmente conocido Chez Lipp, se zampaba Mitterrand un pot au feu un día de abril de 1974 cuando a las diez de la noche corrió por París la noticia del fallecimiento del entonces presidente Georges Pompidou. Veloz, monsicur Cazes, el dueño del lugar, se acercó a Mitterrand y le susurró al oído: "Acaba de morir Pompidou; está usted en la línea de salida", para presentarse, claro está, como candidato a la presidencia de la República....
Mitterrand, vertiginoso, remató su faena gastronómica y salió disparado. Y las semanas que siguieron hizo sudar a Valéry Giscard d'Estaing, quien fue elegido presidente.
En este mismo asiento, cuando el general De Gaulle ya tronaba en el palacio del Elíseo, va para más de 30 años, Mitterrand terminó de cenar -tranquilamente, esta vez- y al salir del restaurante subió a su coche.
Poco después, en los jardines cercanos a la Universidad de La Sorbona, fue tiroteado por desconocidos parapetados tras el follaje. Pero se salvó. Dijeron entonces que aquello fue un autoatentado...
A pesar de la próstata y del Tratado de Maastricht es posible que Mitterrand vuelva un día a Lipp.
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