5 empleados de Medio Ambiente mueren asfixiados cuando apagaban un incendio forestal en Guadalajara

Cinco empleados de la Agencia de Medio Ambiente (AMA) de la Comunidad de Madrid, cuatro hombres y una mujer, perdieron la vida el viernes por la tarde cuando trabajaban en la extinción de un incendio en la sierra de El Rincón, en el límite entre Madrid y Guadalajara. Un cambio repentino del viento, según responsables de Protección Ciudadana, originó la tragedia al envolver en llamas a las víctimas, que, según las primeras hipótesis, perecieron por asfixia. Cuatro de los fallecidos tenían contratos temporales hasta el próximo 15 de octubre. El incendio se inició al desprenderse chispas de una máquina que realizaba trabajos de explanación.

El fuego comenzó entre las 14.30 y las 15.00 del viernes, según la Dirección de Protección Ciudadana de la Comunidad de Madrid, en el término municipal de Colmenar de la Sierra, en la provincia de Guadalajara. La causa fueron unos chispazos al rozar con piedras las cadenas de una máquina del tipo oruga que preparaba el terreno para repoblar pinos. Los operarios intentaron controlar las llamas, antes de avisar a Protección de Civil de Guadalajara.Desde este organismo se pidió, media hora más tarde, la intervención de la Agencia de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, al extenderse las llamas hacia el término vecino de La Hiruela (Madrid). Los fallecidos formaban parte de uno de los retenes de intervención rápida que se encuentran en alerta permanente durante el verano.

El equipo, dirigido por un agente forestal, Ángel Godoy García, estaba formado por cuatro contratados temporales de los pueblos de la zona. Se trata de Alberto Encinas Rosado, de 40 años, y Ana García García, miembros de los retenes de Montejo de la Sierra, y José Luis Herrero y Francisco Ruiz Fuentes, del retén de Buitrago.

El contacto por radio con los cinco fallecidos se perdió entre las cinco y las seis de la tarde. En principio no se le dio mayor importancia porque se consideró que podía ser debido a una zona de sombra motivada por lo accidentado del terreno. Pasadas las siete de la tarde se empezó a considerar que podía haber sucedido algo, y la inquietud fue en aumento durante la noche, al comprobarse que no era posible establecer el contacto y que las cinco personas no habían regresado.

En Montejo de la Sierra y en Prádena de El Rincón, donde residían varios de los fallecidos, se comentaba ayer que no se entiende cómo pudieron llegar al lugar y se atribuía el accidente a una cierta inexperiencia. Compañeros de los fallecidos afirmaron también que, al verse rodeados por el humo, ellos consiguieron escapar y confiaron en que los demás grupos hubieran hecho lo mismo.

Un arroyo seco

Las cinco personas quedaron cercadas por las llamas y se dirigieron hacia un arroyo sin agua de las inmediaciones, según los habitantes de los pueblos de la zona. Allí murieron por asfixia, según las primeras hipótesis, y posteriormente el fuego carbonizó los cuerpos.

El fuego quedó controlado a primeras horas de la mañana, después de una noche y una madrugada de tensión e inquietud. Prácticamente todos los vecinos de la Puebla de la Sierra, un municipio situado al sur de la zona calcinada, permaneció en vela ante el riesgo de que las llamas se extendieran hacia la población.

En la extinción participaron bomberos de la Comunidad de Madrid, de Guadalajara y del Ayuntamiento de la capital, así como un, centenar de empleados de la Agencia de Medio Ambiente, dotaciones de la Guardia Civil, dos hidroaviones, dos helicópteros y dos avionetas.

Según fuentes del Ayuntamiento de Puebla de la Sierra citadas por Servimedia, los hidroaviones tardaron cinco horas en llegar. Un camión cisterna quedó atrapado en una pista forestal y hubo de ser remolcado por una grúa.

La titular del juzgado número 3 de Guadalajara, Rosario Campesino, trasladada al lugar en un helicóptero de la Guardia Civil junto al médico forense, ordenó sobre las 14.30 de ayer el levantamiento de los cadáveres y su traslado al depósito de Guadalajara. Los cuerpos fueron transportados en helicóptero, después de que miembros de la Cruz Roja los llevaran con camillas a una zona donde era posible el aterrizaje del aparato.