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El 'delfín' de Craxi desafía al líder del socialismo italiano

La cosa se veía venir desde las elecciones de marzo, pero no ha madúrado hasta ahora, al calor de las tensiones que el escándalo de la corrupción en Milán ha suscitado en el Partido Socialista Italiano (PSI). Claudio Martelli, de 50 años, ministro de Justicia, presunto delfín de Bettino Craxi hasta hace semanas, desafía abiertamente a su líder, presentándose como el símbolo de la "regeneración" del PSI y el germen de un "centro laico-socialista" que aglutine, "sin absorciones", a la izquierda italiana frente a la Democracia Cristiana.

De "conservador" fue calificado el pasado jueves Bettino Craxi por Claudio Martelli, durante una reunión en la que también participaba Ottaviano del Turco, el líder sindical socialista y uno de los más firmes apoyos del ministro de Justicia.Las críticas de Martelli fueron, sin embargo, más duras con respecto a los "fidelísimos" del líder: el portavoz de Craxi, Ugo Intini, tildado de "estalinista", o el ex ministro de Asuntos Exteriores, Glanni de Michelis.

Ésta es la tercera salida al descubierto de Martelli, tras su intervención de la semana pasada en las celebraciones del primer centenario del PSI, en Génova, y de una entrevista publicada a primeros de mes, en la que resumía claramente su propuesta: abrir un proceso de clarificación para definir "un programa de reformas institucionales común a toda la izquierda, desde los verdes a los ex comunistas, pasando, por los republicanos y la Rete, del ex alcalde de Palermo Leoluca Orlando.

En la misma entrevista, Martelli resumía en tres sus diferencias básicas con respecto a Craxi: una "sensibilidad diferente" sobre la relación entre ética y política, un enfoque más abierto y, menos anexionista de la unidad. de la izquierda y una concepción. diversa de las reformas institucionales y políticas.

Craxi ha denunciado, entretanto, "una nueva estrategia de: los extremismos opuestos (de izquierda y derecha), que, a través de la disolución de los partidos,, busca la introducción en Italia de una especie de democracia elitista". "Tras este proyecto no hay, una mente única, sino varios centros de poder económico, financiero y editorial, una cúpula añadió el secretario general socialista.

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