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CRISIS EN LOS MERCADOS DE CAMBIO

Solchaga reafirma su política de austeridad y culpa de la devaluación a los especuladores

"El Gobierno se inclinará a favor de una política de austeridad frente a quienes piden una de reactivación para salir de la crisis". El ministro de Economía, Carlos Solchaga, se expresó así ayer en el Congreso, adonde acudió a explicar la devaluación de la peseta. Dijo que el presupuesto será el eje de esa política de austeridad, pues el gasto público, excluyendo la carga de la deuda, crecerá alrededor del 5% y el Estado dará ejemplo de moderación salarial con sus empleados y funcionarios. Solchaga, que aseguró que se mantendrán los tipos de interés, culpó de la devaluación a los especuladores.

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La devaluación del tipo de cambio central de la peseta en un 5% no se verá acompañada de una subida de tipos de interés pues, según anunció Solchaga, esta medida ha demostrado su ineficacia en el Reino Unido e Italia, por lo que el Gobierno intentará mantener el actual precio del dinero. La devaluación ha sido, según sugirió el ministro, el menor de los males posibles. El motivo es que el Comité Monetario de la CE presionó para que la peseta acompañara a la libra y la lira en su salida temporal del Sistema Monetario, o se mantuviera pero sin devaluación.Solchaga defendió en el Congreso como un éxito. el que se hubiera mantenido la peseta en el SME, aunque haya sido necesario devaluar para "frenar las tensiones especulativas que, sin esa medida, habrían sido máximas".

Un Congreso inusualmente lleno, principalmente desde las filas socialistas, escuchó el conocido argumento de Solchaga de que las devaluaciones no solucionan ningún problema sino que sólo permiten "una posición más confortable" tanto a la cotización de la divisa como a los exportadores, pues al abaratarse la peseta, lo hacen también las exportaciones.

Añadió que este segundo efecto puede diluirse si el aumento de coste de las importaciones se traslada automáticamente a los precios, lo que, a su juicio, es difícil en una situación de debilidad económica como la actual. Con todo, calculó en tres cuartos de punto el impacto de esta devaluación en la inflación al final de los próximos 12 meses.

La importancia de la especulación como detonante de la devaluación fue el eje del debate. Solchaga insistió en que los problemas de la economía española no ha sido lo que ha forzado esta devaluación. El motivo, a su juicio, es que "los desequilibrios son los mismos ahora que antes del referéndum danés a Maastricht, mientras que las tensiones comenzaron tras esa fecha" [2 de junio pasado], de la que Solchaga dijo que no quería calificar de "fatídica".

Tal especulación, comentó, ha convertido en ineficaces los aumentos de tipos de interés, cuando esa medida suele ser el principal freno a las presiones a la baja de cualquier divisa, y puso como ejemplos las últimas subidas decididas por Italia, Reino Unido y, ya fuera del SME, Suecia.

Los diputados de la oposición criticaron el peso que Solchaga atribuyó a la especulación frente a los problemas de la economía real. Antes de comenzar la sesión, el presidente del Partido Popular, José María Aznar, aseguró en los pasillos del Congreso que con la pérdida de valor de la peseta "empezamos a pagar las consecuencias del empeño del Gobierno en que vivamos de espaldas a la economía real".

El PP y Convergencia i Unió fueron los grupos que, ya desde la tribuna, criticaron más abiertamente al ministro. El portavoz del PP, Rodrigo Rato, calificó de "explicación peregrina" el atribuir a la especulación los problemas de la economía española. A su juicio, la clave es que "esa economía está haciendo agua". Añadió que "los españoles son desde ayer un 5% más pobres" y que el Gobierno tiene la posibilidad de replantear el presupuesto y preparar un paquete de medidas urgentes. Desde CiU, Miquel Roca criticó la interpretación de Solchaga y dijo que "la política del Gobierno consistía en evitar que esto [la devaluación] ocurriera, y ha ocurrido", con lo que dejó entrever su fracaso. La economía española, añadió, "se ha desplomado como un castillo de naipes" y la devaluación "es una radiografía de lo que somos".

Las críticas fueron mucho más suaves desde Izquierda Unida y el CDS. IU calificó la devaluación del menos de los males posibles y el CDS prácticamene se alineó con las tesis del Gobierno. Desde el Partido Nacionalista Vasco, mientras, Emilio Olabarría se mostró partidario de la medida, pero no en estos momentos ni sin el respaldo de una serie de medidas.

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