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Arkansas, el modelo de Clinton, para sacar a EE UU de la crisis económica

Este Estado es el que más puestos de trabajo ha creado en el último año y el tercero mejor administrado

Antonio Caño

La mansión del gobernador está vacía. Ni siquiera hay guardas para proteger el edificio de ladrillo rojo donde vive Bill Clinton, que ahora se pasa el día en campaña presidencial. La mayoría le perdona que haya olvidado sus labores en Arkansas, aunque sólo sea por lo alto que ha puesto el nombre de un Estado del que años atrás se decía que era un lugar en el que los hombres iban descalzos y las mujeres estaban siempre embarazadas.

"Desde hace meses estamos llenos casi todos los días. En menos de un año he conocido más legisladores y estrellas de televisión que en toda mi vida", dice el gerente del hotel Excelsior, situado a unos pocos metros del edificio en el que está instalado el cuartel general de la campaña Clinton-Gore y junto al teatro en el que esta semana canta el mítico Bob Dylan. Pero la publicidad otorgada a su Estado no es la única razón por la que Bill Clinton es considerablemente popular en Arkansas. Un reciente informe publicado por la revista US News and World Report situaba a este Estado en el tercer lugar de una lista de los mejor administrados del país durante los últimos 12 meses.Sorpredentemente, el Estado de Bill Clinton es el primero en cuanto al número de puestos de trabajo creados en el último año", afirma el semanario. La renta per cápita de los habitantes de Arkansas aumentó en los últimos 12 meses un 1,7%, lo que le sitúa en el octavo lugar entre los que más han crecido en esta materia de los 50 Estados del país.

El candidato demócrata consiguió captar inversiones en Arkansas entre 1989 y 1991 por valor de 3.500 millones de dólares. Éste es también el noveno Estado en el que los salarios han crecido más en los últimos cuatro años, mientras que la tasa de desempleo bajó del 11,3% que tenía cuando Clinton llegó a la gobernación, en 1983, hasta el 7,7% actual.

Bajo el Gobierno de Clinton se han conseguido también muy buenos resultados en el campo de la educación, gracias sobre todo a un programa que su esposa Hillary copió del Gobierno de Israel, y en otros aspectos relacionados con el cuidado de los niños y la lucha contra las drogas y el crimen. "Si Bill Clinton consiguiese repetir en la Casa Blanca su labor en Arkansas sería el mejor presidente de Estados Unidos en muchas décadas", afirma el secretario de prensa del gobernador, Michael Gauldin, desde su oficina en el Capitolio de Little Rock, donde estos días se exhibe una exposición sobre el quinto centenario del descubrimiento de América.

Gauldin calcula que dos tercios de la población de Arkansas apoyan actualmente a Clinton. Ese apoyo es más apreciable en las zonas rurales que en los suburbios de la capital, debido en parte a que el Gobierno del candidato demócrata ha destacado en varias obras sociales dedicadas a los más pobres.

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El enemigo en casa

Entre el tercio que no lo apoya figura el influyente diario local, The Arkansas Democratic Gazette, que, pese a su nombre, tiene orientación conservadora. Ese periódico es el responsable de haber vuelto a poner de actualidad el historial militar de Clinton al publicar la pasada semana que el candidato demócrata conocía las gestiones que había realizado un tío suyo para sacarlo de la lista de posibles reclutados para la guerra de Vietnam.

Éste, junto a las infidelidades del candidato -reconocidas públicamente-, son los asuntos sucios manejados durante la campaña para la nominación en el Partido Demócrata y que presuntamente podrían volver a salir en las semanas que restan has ta la celebración el 3 de noviembre de las elecciones presidenciales.

"En el fondo, el conflicto en tre la Gazette y Clinton es un asunto personal, como todo en este pequeño Estado donde todo el mundo se conoce", asegura Carmen Fowler, una empleada del Gobierno del Estado que conoce a Clinton y a su familia des de hace nueve años.

Correr por la calle, una forma de ganar votos

Hay poca gente en Little Rock que no se haya cruzado alguna mañana con el gobernador mientras éste hace jogging por las calles de la ciudad. También es fácil encontrarse con Clinton en alguno de los restaurantes favoritos del hoy inaccesible personaje, entre ellos The Terrace, cuyos propietarios son Jerry y Terry, un palestino y una española, convertidos hoy en uno de los matrimonios más famosos de la capital del Estado. "Al gobernador le gusta venir a última hora y suele quedarse después del cierre compartiendo unas botellas de vino con un grupo de amigos", recuerda Terry Baraka, que en realidad es Teresa Gómez.En Little Rock se considera a Clinton una persona sencilla y afectuosa. "Yo no veo en él nada que me permita tener confianza en su labor como presidente, pero si hay que elegir entre Clinton y Bush me quedo con Clinton", dice el joven dependiente de una tienda de objetos militares en el centro de Little Rock. "Es familiar y cariñoso. Casi todo lo que se ha dicho de su vida personal son exageraciones", opina la dueña de un establecimiento de antigüedades.

Mucha gente recuerda a Hillary como aquella muchacha inteligente y rebelde, de gruesas gafas y vestimenta informal, que no acabó de superar su etapa hippy. Hillary nunca llegó a formar parte de la élite de la pequeña sociedad de Little Rock enclave bautista y masón que seresiste a sumarse a la modernidad. "Es una mujer cordial y educada a la que siempre se ve en buena armonía con su marido", dice Terry Baraka.

Para dos personas de la actividad de Bill e Hillary, adictos al trabajo que recorren el Estado de norte a sur y de este a oeste, aparentemente, hay muy pocas cosas que hacer en un sitio como Little Rock. En realidad, lo único que alguien como ellos puede hacer aquí es pensar en la presidencia.

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