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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El derecho a vivir

Me siento en un banco. Y comienzo a llorar amargamente. Es la impotencia. Acabo de pasar sucesivamente por una boutique del pan, una pastelería y un bar con todas esas tapas expuestas en batería esperando al aburrido de turno. Y entonces me acuerdo de ellos. No se me escapa ninguno. Ninguno de esos millones de habitantes desperdigados por todo el mundo, incluyendo los de nuestras esquinas. Algunos de esos seres me alimentaron como pudieron, me cuidaron, me trataron como a una persona. Ahora, de nuevo en casa, veo cómo el hambre se me los está comiendo. "Se me", sí. Porque una vez se convive con la pobreza ésa ya no sale nunca más de ti. El tumor de las desgracias y la miseria ajenas comienza a nacer en tu interior. No es benigno. Está ahí, para que te lo toques. Y te duela.En este mismo banco me pregunto qué efecto producirán esas imágenes en un presidente de partido, ministro, jefe de gobierno, alguien con poder. ¿Sus conciencias son de verdad? Me pregunto qué sentirán estos individuos por la mañana frente al espejo, antes de vestirse.de salvadores de la patria. Es incomprensible que teniendo en su poder la posibilidad de salvar vidas nadie mueva un dedo. No me interesan sus ideas, ni sus ambiciones. Sí me importan esos seres humanos que me acogieron en su humildad. Ahora, desgraciadamente, de la humildad se ha pasado a la hambruna. Me siento ultrajado, impotente, terriblemente decepcionado. Ellos tienen derecho a vivir, y yo ya no puedo aguantarlo más, Angustiado y hondamente apesadumbrado seguiré llorando hasta que alguien se pare, y me pregunte el porqué. Espero lo comprenda. Ser humano no es tan difícil.

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