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El ejemplo de Truman

Antonio Caño

En su primera intervención, el lunes, al llegar a la convención republicana de Houston, George Bush utilizó, curiosamente, a un ex presidente demócrata, Harry Truman, como modelo de la línea de acción que impondrá en su campaña electoral. Hace 45 años, Truman afrontó también su reelección en situación de desventaja, y la ganó gracias a sus denuncias sobre la actuación del Congreso.Como él, Bush también tenía previsto dirigir su dedo acusador en dirección al Parlamento, al efectuar, en su importante discurso de aceptación de candidatura de esta madrugada, un análisis de las razones por las que su gestión ofrece el peor saldo económico que ningún presidente norteamericano ha presentado en muchas décadas. Era de esperar que Bush culpara a los demócratas, que controlan ambas Cárriaras, de haber obstaculizado sus principales reformas, y amenazara, con gobernar en los próximos cuatro años sin contar con el, Congreso.

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George Bush se jugaba mucho en este envite. Los expertos advierten que el candidato presídencial debe ganar, al menos, entre diez y quince puntos como consecuencia de su discurso en la convención. Esta será la última vez, en lo que resta de campaña, en la que el presidente tenga toda la atención del país concentrada en sus palabras. Todos los canales de televisión tenían previsto transmitir la alocución y analizar, seguidamente, sus efectos entre el electorado.

En 1988, en su discurso de aceptación como candidato en la convención de Nueva Orleans, Bush tuvo éxito con un discurso en el que consiguió presentar su propio perfil, diferente del de su antecesor, Ronald Reagan. La tarea ahora es mucho más complicada. Bush debe esforzarse en transmitir la idea de que el hombre que dirigió los espectaculares cambios internacionales de los últimos cuatro años es el más adecuado para conducir las transforrriaciones que se necesitan en la propia sociedad norteamericana.

Los ultraconservadores

Los ultraconservadores del Partido Republicano piden, además, que el presidente pida disculpas por haber subido los impuestos en 1990, y que prometa que nunca más lo volverá a hacer. El presidente se resiste a ofrecer esta irnagen de debilidad, pero no tiene más remedio que reconocer que la,situación económica es rnala y que la clase media está sufriendo las consecuencias de estas dificuldades.

"El discurso estará dedicado a explicar cuales son las nuevas ideas que el presidente tiene para el país en los próximos cuatro años; tendrá un tono muy positivo", anunció poco antes de la intervención el portavoz de la Casa Blanca, Marlin Fitzwater.

Además del contenido, Bush tenía que cuidar la forma y encontrar el tono adecuado para acercarse al corazón de los norteamericanos. El presidente, al que se acusa frecuentemente de ser un hombre distante, excesivamente frío y pragmático, no podía permitirse, en esta ocasión, el error de transmitir esa misma sensación.

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